RECURSOS ANTIDEMAGÓGICOS
Seguro que usted, amable lector, se habrá visto asaltado alguna que otra vez por las falacias lógicas, dicho en cristiano: intentar pasar por verdad una afirmación que de cierta no tiene un pelo. Es decir, que nos intentan timar. Y ante ello no estaría mal conocer (aunque algunas les sonarán ya de manera intuitiva) una pequeña lista de incoherencias muy utilizadas por la red, en Menéame o Youtube, entre otros portales que permiten dejar comentarios.
Falacia ad hominem
(al hombre).
“Los ateos carecen de crédito porque son inmorales y tienen una vida
libertina e indecorosa”.
Yo diría que es la falacia más habitual. En lugar de atacar los argumentos del contrario o sus ideas, se arremete contra la persona o el grupo al que pertenece el contrario, ya sea a su estatus social, su vida personal o cuestiones de ese estilo.
Falacia ad populum
(al pueblo).
“¿Qué pasará si se pierde nuestra identidad como nación? ¿Qué será de
nuestros futuros hijos, niños y niñas que vendrán a un mundo roto, subyugados y
esclavizados, sin un pedacito de pan que llevarse a la boca?“
“Venceremos porque somos un pueblo glorioso, ¡y yo quiero a mi pueblo!”
No hay político que no use esta táctica de apelar a los sentimientos y el visceralismo más genuino de la gente echando a un lado su capacidad crítica. A veces es muy difícil de detectar así que hay que poner mucho ojo intentando descifrar algunos discursos, que normalmente rebosan de ad populum y hacen aguas hasta en los primeros párrafos.
Falacia ad
ignorantiam (a la ignorancia).
“Actualmente no podemos crear vida, ¿acaso los científicos pueden hacer una
bacteria o un brazo? Por lo tanto, lo más seguro es que la vida sea sagrada y la
creara Dios. Luego, Dios existe”
Aquí se intentaría demostrar algo partiendo de que “no se sabe tal cosa”, aprovechando ese hueco vacío para meter lo que queramos. En este grupo se englobarían los que dicen que Dios existe porque nadie puede probar su inexistencia.
Falacia ad
verecundiam (a la autoridad).
“No sabes con quién estás hablando, amigo. Tengo un doctorado en Harvard y
soy profesor de biología en una facultad muy prestigiosa y bastante seria. Ergo,
tengo razón en lo que digo”.
“Si lo dice el Papa debe ser verdad. Él es el Vicario de Cristo en la Tierra, inspirado por Dios“.
Muy clásico y antiguo, el también llamado “argumento de autoridad” que reclama que lo que salga en la Biblia, en los libros de Aristóteles o de Einstein (o cualquier otro “iluminado profeta”, según los que usan esa falacia) se basa en la fuerza o respetabilidad (y carisma) que tiene un personaje o una obra para justificar una afirmación como auténtica y verdadera. El método científico ha ido socavando continuamente este principio mientras aparecen nuevas teorías y paradigmas.
Falacia ad baculum
(al bastón).
“Tengo razón porque los padres siempre tenemos razón”.
“Es muy sencillo: o crees en el Señor o vas al Infierno”.
“Debes hacerlo porque es lo mejor para tu patria”
Con la falacia ad baculum el contertulio se apoya en “un bastón” (el poder, el miedo, la hegemonía) y no en razonamientos con contenido real. Así, desvía la obligación de proporcionar argumentos basándose en una columna fantasmagórica y falsa.
Falacia post hoc ergo
propter hoc (causa no relacionada).
“Si te bañas en la playa mientras tienes la menstruación puedes morirte”.
“En África según las estadísticas mucha gente es pobre y también hay menos televisores, luego, mirar la televisión produce riqueza al aumentar la felicidad”.
A veces se intentan relacionar fenómenos de manera fortuita para explicar cualquier cosa, algo habitual en las estadísticas más absurdas.
Bueno, ¡esperamos que esta pequeña guía pueda ser útil!