La mujer y el feminismo como fuerza decisoria
en una sociedad en crisis
El
feminismo surge y toma fuerza decisoria en ese
momento en que, la crisis cultural, política, económica está en su estado más
crucial o elevado y, se enfrenta a ese modelo social patriarcado.
Y ha
sido el mismo feminismo como ideología, quien ha estado afectado en su
concepción, al no tener unidad de actuación, y se ha dado enfrentamientos
radicales y sigue ocurriendo pensando que el mal radica en la diferencia de
sexos.
Para ello, habría que hablar del anarco-feminismo, feminismo marxista, feminismo de la igualdad, feminismo de la diferencia, feminismo filosófico, feminismo del Nacional Catolicismo, por mencionar algunos.. Y cada uno de ellos, han tenido su periodo, época histórica donde su incidencia ha sido floreciente, de este modo han contribuido a la transformación social.
Y, no
hay que pasar por alto, ese periodo oscuro, por atenuar la expresión, en que el
Feminismo de Nacional Catolicismo de Pilar Primo de Rivera transformó la
sociedad, supuso un retroceso de los derechos de la mujer.
Mi
atrevimiento, al querer escribir este artículo, es hacerlo desde el concepto de
Persona,. Y cuyo concepto desarrollaré más adelante.
Por
ello, quiero ser valiente y atreverme a hablar con toda la libertad de
conciencia, sobre temas muy actuales que tienen sus fundamentos arraigados en
la lucha histórica del feminismo, centrándome en la sociedad española.
Pensando en los logros sociales: ley del divorcio, matrimonio civil, matrimonio homosexual, pareja de hecho, ley del aborto…. Son avances democráticos importantes, pero con deficiencias grandes aún por subsanar en la convivencia. Porque la ley del divorcio, aún no aceptada por un sector de hombres e incluso de mujeres, que éstos y éstas educados/as en el feminismo cristiano (del Nacional Catolicismo) provocan la violencia de género.
Y, por
otra parte, esas raíces ideológicas del mencionado Nacional Catolicismo
perviven arraigadas en la sociedad española y dificultan la aceptación de una
responsabilidad compartida de la custodia de los hijos en situación de divorcio.
Tenemos la ley del aborto, imprecisa que se tiñe de oscurantismo, porque padece
los mismos síntomas mencionados. Es cierto que supone un paso hacía adelante,
pero la memoria histórica nos recuerda que es una recuperación de los logros
que habían conseguido el anarco-feminismo de la Segunda República que,
mujeres como Lucia Sánchez Saornil, que en el seno de la CNT, formaron
las Mujeres Libres, y no conformen con el trato dado en esa
igualdad necesaria, actuaron con libertad y con independencia. Y su ideología
era su forma de vivir: la liberación del sexo. Personas ellas, que
quedaron en el olvido, a ser suplantada por el feminismo del Nacional
Catolicismo de Pilar Primo de Rivera.
Plantarse la tarea de derribar las fronteras que frenan el ideal preconizado por Engels : para la plena emancipación de la sociedad, que pasa por la igualdad política, económica y social entre los sexos.
En la concepción, que la filosofa María Zambrano tiene sobre el feminismo, en mi opinión personal, es de una claridad absoluta y de una visión muy acertada, porque pone su razonamiento y actuación en superar esa errónea concepción de sexos,
Y, es consciente que se debe lograr la igualdad económica, política, pero socialmente, no habla de hembra ni de macho, ni de hombres ni de mujeres, sino de Persona. Y, entiende este concepto como: “ la persona es la realidad más valiosa que todas, portadora de un designio que la sobrepasa, tan inasequible y lejana y tan cercana y frágil, la más invulnerable y lo más conmovedor, el mayor prodigio del universo conocido.”
El proyecto feminista zambraniano no consiste en superar a los hombres, sino en alcanzar la comunidad de ideales, integración espiritual de sus vidas”
Para
alcanzar ese ideal feminista es fundamental la educación. Una educación
intercultural, que eduque al hombre y a la mujer en la nueva escuela de ser
Persona. Y que el feminismo se rebele ante la concepción actual del sexo
Entre
los objetivos para crear la nueva escuela es necesario derribar esas
fronteras, que no he mencionado, y que son: el miedo, la hipocresía.
El miedo
a cambiar la realidad social sin hipocresía, para explicarme con claridad, me
refiero al tema de la prostitución, que se enarbola la bandera de la abolición
de la prostitución porque, ciertamente, como ha declarado ya
la ONU, de ningún modo puede considerarse un trabajo,
porque carece de la dignidad y las condiciones que se requieren para ser
considerada como tal, según denuncian las asociaciones internacionales contra
la explotación sexual de las mujeres”.
Y la hipocresía reside en reconocer la realidad pero no cambiarla, mantener el sexo como una esclavitud, y, no sólo de la mujer, sino también de los menores de edad, donde está la mayor crueldad.
¿Y si el
planteamiento fuera la liberación del sexo, en este siglo XXI, supondría el
derribo del poder establecido y el nacimiento de un nuevo modelo de familia?
Ante esta pregunta, la prostitución como el negocio de explotación más antiguo, tomaría otra concepción distinta, y sí, derribaríamos otra frontera: “la falsa moral”
¿Y, quizá, siendo liberada la mujer, dueña de su sexo, como el hombre del suyo, se plantearía la necesidad de dignificar, primero a la persona adulta que ofrece su sexo, segundo reconocerlo como un trabajo? O alcanzaríamos la utopía de hacer desaparecer la prostitución.
José Marcelo
(poeta)