Los verdaderos héroes de la Historia Humana


Los libros de historia, siempre escritos al dictado de los vencedores de alguna guerra o genocidio, están repletos de nombres de reyes, políticos, militares y otro tipo de personajes, cuyo mérito no ha sido más que saber encontrar la forma más rápida de asesinar al mayor número de seres humanos en el menor tiempo posible, utilizando para ello como disculpa el honor, alguna patria, alguna religión o alguna ideología.

 

Pero la historia de la Humanidad está repleta de otros seres humanos, apenas conocidos por la mayoría, que tuvieron una actitud constructiva, que supieron ayudar a sus semejantes, bien mediante gestos pacifistas o dialogantes que evitaron guerras, o mediante estudios e inventos tecnológicos, a través de la investigación médica, o creando filosofías humanistas. Casi ninguno de ellos ha sido reconocido ni recompensado por la memoria ni la historia oficial.
 

Creemos que ha llegado el momento de reescribir nuestra historia, poniendo a los reyes, políticos y estrategas militares, en el lugar que les corresponde: el de seres enfermos de ambición y codicia que sólo han provocado dolor y sufrimiento a lo largo de los siglos, y colocando en el altar de la memoria a las personas que se sacrificaron por la paz, el progreso y el bien común, por un mundo algo mejor, del que ahora, los supervivientes, disfrutamos.

Desde aquí queremos rendirles este modesto y merecido homenaje mediante la serie titulada "Los verdaderos héroes de la historia humana".

 

ARTES LIBRES  

 

 

 


 

RYAN HRELJACK

El niño que le quito la sed a medio millon de personas en Africa

 

 

Ryan Hreljac, Canadá (3/5/1991) tenía sólo 6 años cuando decidió poner en orden su pequeño mundo. Si él podía disponer de agua potable abriendo un pequeño grifo ¿Por qué al otro lado del planeta no podían hacer lo mismo?. Con esta lógica aplastante, modelo y ejemplo fagocitador de otros proyectos considerados adultos, nació de sus manos “Ryan’s Well”, la empresa más fascinante que un niño de su edad haya emprendido jamás. Fue tal el empeño que hoy, con tan sólo 17, preside una de las mayores ONG para la implantación de modelos de desarrollo en la crisis de agua. Desde entonces y hasta ahora ha dado servicio de agua potable a 577.640 personas.


Lo que convierte esta entrañable historia en un ejemplo para nuestro legado heroico es la precocidad, el empeño y la perseverancia de un niño de tan sólo 6 años por imponer sus convicciones. El magnetismo de sus acciones ha contagiado a miles de empresas y personas mayores que él, tal vez humilladas en la comparación objetiva. Todo ello ha permitido, a través de lo que Ryan describe como el “Ripple Effect” (efecto Onda); que el sueño de un niño por tener “Agua potable para todos” se convierta, poco a poco, en realidad.

No se trata de la típica campaña publicitaria orquestada bajo manta de alguna asociación. Es, simplemente, el recuerdo adulto de la lección infante que nos enseño en su día el mismísimo Saint-Exupéry a manos de su “Principito”

La historia.

Un día del invierno de 1998, en Kemptville (Ontario) localidad natal de Ryan, la profesora del Colegio St. Michael, Mrs. Nancy Prest estaba dando una pequeña charla a su clase de primer grado sobre las condiciones y salubridad de los estudiantes de su misma edad que vivían en África. Preguntó a sus alumnos si sabían cual era la primera causa de muerte entre sus homónimos africanos. Todos los niños convencidos de que era la escasez de alimentos se sorprendieron al saber que es la mala calidad del agua que beben lo que diezma las aulas de esa parte del mundo.

Ryan Hreljac quedó muy extrañado por la falta de ‘agua limpia’ y preguntó a Nancy cuanto costaba un grifo en África. Mrs Prest, desconcertada, anticipó a Ryan una cifra que había leído en algún documento: 70 dólares por una bomba extractora. Ese mismo día, al llegar a casa, Ryan, que todavía estaba aprendiendo a conocer el valor monetario de las cosas; pidió a su madre el dinero para comprar un grifo y enviarlo por correo.

Susan, la primera persona que padeció el ‘Ripple Effect’, ignoró entre la burla y el desconcierto, las inquietudes de su hijo. Pero Ryan insistió durante toda la semana sobre el dinero e incluso le propuso hacer las tareas domésticas durante todo un año para ganarse la posibilidad de decidir qué hacer con su primer sueldo.

“No lo entiendes mamá”, dijo, con lágrimas en sus ojos. “¡Los niños están muriendo simplemente por no tener agua limpia!”

Su madre aceptó el reto, a sabiendas de la escasez de constancia en un niño de su edad. Ryan aspiró, limpió las ventanas y con mucha determinación, trabajó pacientemente y ahorró cada moneda dentro de una lata vieja de galletas. Su madre, cómplice del juego, que no del propósito, le anticipaba las monedas ganadas por cada tarea. Sus dos hermanos se implicaron en el proyecto pero pronto claudicaron ante tanta tozudez. Ryan hizo todas las tareas que le permitía su corta edad desde enero de 1998 hasta finales de abril.

Susan acompañó entonces a su hijo a la oficina de la Watercan para entregar sus ahorros. La directora ejecutiva, Nicole Bosley, explicó al encorbatado niño que con 70 dólares solamente se puede adquirir una bomba de mano. Para perforar un pozo se necesitarían unos 2.000. A lo que Ryan contestó:

¿Tendré que hacer más trabajos entonces?

Nicole Bosley, nuestra segunda cautiva del ‘Ripple Effect’, convenció a sus superiores y a la Agencia de Desarrollo Internacional de Canadá, para pagar la factura del pozo a medias con Ryan. Lo que dejaba la cifra en 700 dólares de ‘trabajos forzados’ en el hogar de los Hreljac. Una familia de clase media-baja con recursos económicos limitados.

Inmediatamente, la onda del ‘Ripple Effect’ se propagó por la comunidad y vecindad de Ryan, quien no tardó en recolectar el dinero suficiente para la inversión de su primer pozo. La Watercan concedió entonces una entrevista a Ryan con Gizaw Shibru, el director para Uganda de todos sus programas de acción. Ambos eligieron la escuela de Otwal como el destino del pozo, una localidad al norte del país azotada por el SIDA y la sequía donde 1 de cada 5 niños moría antes de cumplir la edad de Ryan.

Pero la ambición de Ryan no quedó a expensas de las voluntades adultas. Cuando se enteró de que los pozos se perforaban a mano, transformó su renovada obsesión en una nueva onda cautivadora, en busca de los 25.000 dólares que costaba un taladro móvil. Su madre, atrapada entre el orgullo y la devoción, consiguió una entrevista a través de su amigo periodista Puddicombe Derek para el periódico ‘Ottawa Citizen‘ que desembocó en un documental para la TV y la llegada de cheques y donaciones desde todos los puntos del país.

Mientras, en su clase, la profesora Nancy inició un intercambio de cartas con los alumnos de la escuela de Uganda:

"…Querido Ryan, me llamo Akana Jimmy. Tengo 8 años. Me gusta el fútbol. Nuestra casa está hecha de hierba. ¿Como son en los EEUU? Tu amigo, Akana Jimmy".

Ryan contestó con:

"…Querido Jimmy, Debe ser fantástico tener una casa hecha de hierba. Tengo 8 años. ¿Bebes agua de mi pozo todos los días? ¿Cuál es tu materia preferida en la escuela? Iré a Uganda cuando tenga 12 años. Mi casa está hecha de ladrillos[...] Escríbeme pronto. Tu amigo Ryan".

La carta adjuntaba una fotografía de Jimmy. Un estudiante con una historia también cautivadora que había logrado escapar de las garras del Ejército de Resistencia del Señor o LRA, una guerrilla integrista cristiana que asolaba el país.

Durante semanas Ryan adoptó como suya la imagen de su nuevo amigo. ¿Podría reunirme con él? se preguntaba. Susan y su marido pensaron que quizás, algún día, podría permitirse un viaje. Tal vez cuando Ryan cumpliera los 12. Pero Ryan no podía esperar tanto. Pronto, el efecto rebote de la siguiente onda atrajo a un adinerado ejecutivo del barrio, que donó a los Hreljac su tarjeta de puntos aéreos, recolectados en sus infinitos viajes, lo que permitió a Ryan viajar a conocer a su nueva alma gemela.

En el mes de julio de 2000 Ryan llegó a la ciudad de Otwal acompañado de sus padres. 5.000 niños le esperaban coreando su nombre.

“¡Saben mi nombre!!”, dijo asombrado. “Todos los que viven a 100 kilómetros saben tu nombre, Ryan” dijo Gizaw Shibru.

Al final del pasillo humano le esperaba su amigo Jimmy. Éste agarró de la mano a Ryan y se lo llevó a ’su’ pozo para que pudiera cortar la cinta.

Inauguraba entonces el primero de los 432 pozos que a través de 15 países (fundamentalmente en África) ha perforado con las inversiones de su Fundación. Las vidas salvadas y el dolor y la muerte evitados son innumerables.

Ryan es, simplemente, un ser humano que no perdió su parte más natural y humana al crecer.

Actualmente tiene 20 años y continúa con su labor, su Fundación sigue salvando vidas cada día.

 

Pagina web de Ryan: http://www.ryanswell.ca