Apuntes para

                 una sonrisa perenne

 

     La mera contemplación de cuanto nos rodea puede hacer germinar una sonrisa, pero tan sólo la sabiduría, siempre incierta, puede brindarnos una sonrisa perenne.
     Miremos a nuestros semejantes como a quienes realmente son: compañeros de un corto viaje sin retorno, compañeros de condena, sin duda a muerte, más que adversarios o enemigos.
     Esa mirada limpia y constante será el sortilegio que haga aparecer ante nosotros un paraíso en la Tierra.

 

Existe una sonrisa que conmueve,
que en el silencio se torna venerable,
que desgarra pero no ensombrece . . .

Existe una sonrisa que de puro inocente,
hay quien sospecha vana . . .
la sabia sonrisa perenne,
de quien no anhela ni teme nada.

 

“La novedad será siempre la condición del goce”.
(Sigmund Freud)

 

 

Nekovidal: collage 50 x 65 cm.         

 

* Cuando en el Londres del S. XVIII se inauguró el primer restaurante con mesas individuales se consideró una escandalosa locura tal muestra de individualismo. En esa misma época, una carta podía tardar varios meses desde Inglaterra a España. Hoy día la recepción de una información a esa distancia es prácticamente simultánea a su envío. En pocos años es posible que cada ser humano pueda estar intercomunicado con el resto de sus semejantes en todo el planeta, al tiempo que se concentra en megápolis donde millones de individuos pasearán su soledad.
En vista de los resultados, la sorpresa y temor que produjo aquél primer indicio de individualismo se hallaban, tal vez, justificados.

 

* Las costumbres se pueden llegar a extrañar más que a los amigos.

 

* Manteniéndonos vivos en inquietudes, todos tenemos momentos en que pensamos que vale la pena jugar con la vida a una sola carta. Sospechamos que, en esas condiciones, hasta perder tiene mérito.

 

* Confundimos términos: hablamos constantemente de bien y mal, de bondad y maldad, cuando no existen sino la salud y la enfermedad. Una persona agresiva, egoísta, avara o envidiosa no es sino una persona enferma; lo vemos claramente en los extremos, pero mantenemos un margen muy amplio para aquello que llamamos normalidad.
En otro tiempo creíamos que las enfermedades eran obra de espíritus o demonios, hoy conocemos su causa. Algún día comprenderemos cuánto de patológico hay en eso que hoy llamamos maldad, y comprenderemos al mismo tiempo que nada hay malo per se en la naturaleza y el universo.

 

* Quien en su juventud se comporta altruistamente no sigue tanto sus propios preceptos como los de la naturaleza; sus acciones tienen un valor relativo y demuestran, más que nada, que goza de buena salud.
Pero es digno de admiración quien en su vejez sigue manteniendo viva la esperanza en un mundo mejor y lucha por ello, ya con la certeza de que es un bienestar del que nunca llegará a disfrutar.

 

* En cada persona anida un tipo de belleza y de temor; no saber distinguir y apreciar la primera en detrimento del segundo no puede ser sino síntoma de cobarde ceguera.

 

* Que nadie moleste al hombre contemporáneo: es un adolescente insaciable demasiado ocupado en intentar poseer cuanto ve y destruir cuanto posee.

 

* Algunos valores como el amor o la amistad, cuando requieren demasiadas explicaciones, no suelen ser tales sino sucedáneos destinados a la manipulación mental.

 

* El sexo conserva la muy particular característica de ser uno de los pocos actos humanos que no puede ser explicado a la vez que bien realizado.

 

* Toda su existencia transcurrió anhelando y buscando el paraíso aquí y ahora. La transformó en un infierno.

 

* Siempre que digo haber retratado una utopía me encuentro con un necio que me pide la fotografía que lo demuestra.

 

* ¿A qué ese empeño contemporáneo en buscar siempre el camino más corto y no el mejor?

 

* ¡Cuánto cariño, respeto y sabiduría pueden esconder unas simples disculpas!

 

* El miedo ayudó al ser humano a sobrevivir. Una vez superado éste mínimamente logró vencer el temor a los dioses.
Hoy día su reto es vencer el miedo a sus semejantes a fin de alcanzar el último eslabón evolutivo: vencer el temor a si mismo.

 

* ¿Por qué sientes mayor curiosidad por mis temores que por mis ilusiones?. ¿No será que la mayor parte de tu ser está impregnado de miedos que buscan compañía?

 

* Siempre es necesaria cierta fantasía y olvido para sobrevivir.
La lucidez plena nos abre la puerta de un inmenso absurdo que destruye implacablemente los pequeños placeres cotidianos.
¡Pobre aquel que todo lo sabe sin saber en ocasiones olvidarlo todo. . . !

 

* ¡Cuántos libros ha escrito el ser humano . . . y cuán pocos tratan del arte del buen vivir y el buen morir. . . !

 

* Un interrogante implica siempre incertidumbre ante la respuesta.
Cuando el ser humano se halló en el nivel de conciencia que le confería categoría de tal, no hizo sino arroparse de un temor que le ha de acompañar, como su sombra, hasta el siguiente paso evolutivo, donde encontrará sin duda otro interrogante, tal vez más incierto aún que el anterior. Su conciencia será entonces capaz de concebir, por primera vez, su exacta ubicación, tanto espacial como temporal, en el universo y dimensión que habita.

 

* Si fue en Oriente donde primero llegó a comprender el ser humano que sólo el desear poco nos puede hacer tener mucho, sin duda hacia allí hemos de mirar, aunque sin olvidar nuestras raíces, para obtener otras claves de nuestra existencia.
El budismo ha sabido dar, no una respuesta religiosa más, sino la alternativa a todas las demás respuestas religiosas.
A partir de él hemos de seguir nuestra andadura . . .

 

* ¿Qué puede hacernos eternos sino el recuerdo, por quienes nos sobrevivan, de nuestros actos?. Eterno reconocimiento o eterna vergüenza que perseguirá a través de los siglos a quienes pusieron su grano de arena en nuestra evolución o quienes llenaron de sangre las páginas de la historia.

 

* En la naturaleza, en plena lucha por la supervivencia, la mentira se nos presenta, en ocasiones, como imprescindible para conservar la vida. Así ocurre en las sociedades humanas; así, incluso, en la relación del individuo consigo mismo. Pero justificarlo en el ser humano seria como justificar la mediocridad existencial en que éste se desenvuelve, sería justificar un presente violento donde la agresión mediante la falsedad es una más entre muchas.
El ser humano se hará merecedor de tal apelativo cuando su madurez permita a cualquier representante de su especie prescindir de la mentira sin ser por ello encarcelado, marginado o clavado en una cruz.

 

* ". . . De nada servirá explicarle a este pececillo que disfruta nadando a favor de la corriente el placer que se experimenta volando, incluso contra el viento”, pensó acertadamente el águila."

 

* Una costumbre sumamente sana la de pararse frente a un espejo cada cierto tiempo. Llega uno a sorprenderse de lo que se puede hallar a veces en el fondo de la propia mirada.

 

* Un paseo por el mundo latino:
En esta encantadoramente nefasta tierra cualquiera que recurra al pragmatismo en sus razonamientos se expone a una suerte de jocoso linchamiento, pero a cualquiera se le deja, también, un espacio en la vida.

 

* En ningún fruto del pensamiento humano hallaremos tanta pasión ni tan poca razón como en el pensamiento religioso.

 

* Si busca respuestas rápidas, acuda al templo más cercano.

 

* Bueno es aquello que cuanto más se conoce, más intensamente se desea; nefasto aquello que cuanto más se conoce, más temor produce: antes o después provocará dolor.

 

* Seres continuamente pariendo deseos bajo una lluvia infernal de invitaciones a consumir; aprendiendo desde la infancia a sopesar todo en razón de su valor económico y a idolatrar lo activo en no importa que dirección.
Cientos de millones de hamburgueserías y televisores, nutriendo cada uno su órgano correspondiente con su rancho de miseria y mediocre placer. Constante invitación a un consumo inacabable tan imposible como de insípidos resultados.
Carne de una monstruosa máquina de fabricar frustraciones.
Víctimas y verdugos de sus propios deseos.
Otra generación sacrificada en el altar del perenne dios del miedo: el dinero.

 

* Siempre es sospechosa la santidad de quienes se arrogan el derecho a juzgar y perdonar pecados ajenos.

 

* La vehemencia con que ciertas personas niegan la existencia de vida en otros planetas parece intentar disimular un cierto afán infantil de protagonismo, una necesidad subconsciente de creerse no sólo el epicentro de la naturaleza terrícola, sino universal. Sólo la más obtusa ignorancia justifica en parte tan disparatada negación.

 

* ¡Pobres dictadores, empeñados en hacer caber la grandeza de un ideal en la mezquina pequeñez de su existencia!

 

* He podido comprobar con gran sorpresa que esos personajes grandilocuentes que aparentan saberlo todo con certeza pueden, ocasionalmente, saber algo.

 

* Triste destino el de aquel profeta que, ante lo inminente de su condena, se atrevió a predecir el día de su muerte: se le dejó vivir para hacerle pasar por un farsante. El suicidio le pareció un precio excesivo por la gloria.

 

* ¡Qué bochornoso para Vd. y sus prosélitos que sus esfínteres, Santidad, también deban ser aseados!.

 

* ¿Por qué si a los dioses todopoderosos rogamos, al ser humano, tan insignificante, exigimos?

 

* Amigo es esa persona ante quien se puede mostrar la mala fortuna sin temor a la burla y la buena fortuna sin temor a que germine la envidia.

 

* Llamativa y curiosa grandeza humana, cuya mayor prueba de sabiduría consistiría en saber y admitir, sin pesar ni evasiones, estar de paso.

 

* Afortunadamente, hasta el conformismo le resulta tedioso al ser humano, y cada cierto tiempo, abre los ojos y da un paso adelante en su camino hacia la esencia propia y la de sus semejantes.

 

* Tanto se ha mitificado la democracia capitalista y el consumismo a que ha dado lugar, que ha pasado a un segundo término el hecho de que tres de cada cuatro habitantes del planeta la sostengan con su miseria.

 

* No perdonar nunca es crueldad, perdonar y olvidar siempre, necedad.

 

* Lo más llamativo de las relaciones humanas en Occidente es, sin duda, la falta de constancia y la sobrada impaciencia en el camino hacia el conocimiento del otro.

 

* ¡Pobre Don Quijote, tan cerca de la verdad y tan lejos de sus semejantes!

 

* Si asumiéramos que cada instante es irrepetible y que somos mortales, no creo que existiera alguien tan desconsiderado como para llegar tarde a una cita, ni tan estúpido como para perder el tiempo intentando dañar a un semejante.

 

* Resultan patéticos esos ancianos que se creen poseedores de la verdad por arrastrar una larga existencia. Sabiduría y experiencia no manan tanto de muchas vivencias como de saber sacar conclusiones válidas a partir de ellas. Igualmente patéticos resultan esos jóvenes que desprecian la experiencia arrastrados por el ímpetu de su edad. Ambos comparten extremos estériles de la razón humana.

 

* Se planteaba a diario la necesidad del replanteamiento continuo de cada cuestión considerada de importancia vital.
Salvo esporádicos momentos, no había lugar para el sosiego.
Ante la imposibilidad de continuar con tan insoportable estado de cosas, optó por una rendición que podríamos llamar condicional: todo se lo ofrecía el grupo, salvo su identidad . . Tardó décadas en llegar a verse como a una víctima más de un certero engaño, pero ya para entonces carecía completamente de la fuerza juvenil necesaria para decir NO.

 

* Ese ser, tan humano . . .
. . . nunca se podrá liberar de su naturaleza gregaria, pero puede rehuir la tiranía de la masa.
. . . nunca podrá evadirse de la soledad de su individualidad, pero sí del egoísmo estéril que implica la insistente afirmación solitaria de su ser. . .
. . . para ser aun más humano.

 

* Millones de personas intentan estar constantemente ocupadas a fin de no caer en la cuenta de que no tienen nada importante en que ocupar sus vidas.

 

* A quien no olvida cómo miraba el mundo y la vida en su infancia nunca le cegarán las vanidades de la edad adulta.

 

* Comprender la naturaleza humana ayuda e invita a perdonar mucho más que ninguna religión, ética o moral inculcadas, pues es difícil condenar cuando se comprende el porqué de una acción.

 

* Una de las claves de una educación humanista es sin duda enseñar al niño que él puede ser el otro y viceversa. Si tan simple e imprescindible concepto es plenamente captado por el niño, hará germinar un adulto altruista.

 

* Admitamos por un momento que todo acto humano está determinado por el egoísmo. Vistos el poder y alcance de los medios de manipulación y control mental con que contamos, de darse un consenso en el propósito de crear una sociedad pacífica, equitativa y más evolutivamente avanzada, no habría más que, haciendo uso de la tan temida como padecida manipulación mental, posiblemente mediante un bombardeo de mensajes subliminales, conseguir que lleguemos todos a identificar el placer ajeno como condición indispensable del nuestro. El egoísmo haría el resto.

 

* ”. . . Un ser extraño este hombre blanco . . .
Se vanagloria, en vez de avergonzarse, de todas las guerras, tragedias y catástrofes que provoca.
Como una plaga se extiende imponiendo sus costumbres como las únicas válidas, al tiempo que disemina obscuras noticias por el mundo.
Para ellos la llegada de la primavera es algo vano, y un robo motivo central de sus noticias, donde resaltan lo negativo y doloroso y ocultan o ignoran los actos de bondad y amistad.
Por oro roban, mienten y hasta matan.
De nosotros dicen que somos salvajes porque no fabricamos ruidosas máquinas que no necesitamos y porque sólo cubrimos nuestro cuerpo cuando hace frío.
Un ser extraño este hombre blanco . . . y triste, muy triste.”

 

* Años y años, a veces toda la vida, transcurren en una constante búsqueda, un desasosiego de interrogantes entrelazados, una opresora cadena de dudas.
Un día, que siempre nos parece que ha llegado demasiado tarde, comprendemos que no había más respuesta que el mismo camino.

 

* ¡Cuántas sensaciones se pueden esconder en un pliego del pasado cuando, en días de hastío, se escarba en la memoria !.

 

* Había llegado a resolver los más complejos teoremas, incluido el Teorema del Absurdo, pero nunca supo plantearse lo absurdo de la ansiedad que provoca la no resolución de cualquier teorema.

 

* Todo jardín posee su propio aroma, y transmite una sensación única e irrepetible. La de aquél tenía mucho que ver con el saber y el no saber, con el creer y el no creer, con creer que se sabe y con el querer saber a pesar de todo.
Aquel jardín, habitado por mortales que se sabían tales, considerado seriamente, . . . daba mucha risa.

 

* No me cabe la menor duda de que se amaban: fui testigo de como se fueron regalando durante años, uno a uno, todos sus secretos.

 

* Una de las más curiosas características del tiempo es que sólo dividido, nombrado, contado y clasificado es real, mientras que en su conjunto no es más que un concepto que con dificultad podemos, siquiera, concebir.

 

* Reprochamos a una parte de nuestros jóvenes, acusándoles de cobardía, que intenten evadirse de la realidad mediante el alcohol o la utilización de otras substancias psicoactivas, pero, ¿con qué derecho hacemos esta crítica en una sociedad plagada de injusticias y canalladas sin nombre ?,¿a quién se le puede reprochar que intente huir, por cualquier medio a su alcance, del infierno ?
Probablemente no nos encontremos, además, ante los más cobardes, sino ante los más sensibles.

 

* No tendría ningún inconveniente en recibir la llamada de cualquier dios. Pero observando a quienes se dicen sus representantes en este mundo temo que ésta pueda ser a cobro revertido.

 

* El húmedo recodo del bosque, impregnado de putrefacción portadora de vida, acoge al recién llegado con la firme certeza de que también su ser, algún día, le pertenecerá.

 

* “ . . . Reunida la muchedumbre, siempre oirás al unísono un rotundo SI, pero nunca falta, inmerso en ella, y aparentemente insignificante, quien murmura entre dientes un PERO . . . Esa es la persona cuya compañía siempre habrás de buscar.”

 

* Unos seres humanos tienen ideas de futuro; otros las lucen como propias ; otros viven a costa de ellas, otros mueren por ellas . . . Mientras, en algún lugar, alguien que ha escuchado atento esas ideas, las aplica, en silencio, a su vida cotidiana.
Es éste último quien transforma el presente y siembra un futuro mejor.