ENTREVISTA de Sé Lector a Nekovidal
REVISTA SE LECTOR Nº 12
Entrevista de Iolanda Martinez a:
Neko Vidal
nekovidal@arteslibres.net
Desde aquel 9 de diciembre de 1959 has residido en tres de los seis continentes. ¿Se debe esto quizás a tu origen de padres emigrantes, a tu nacimiento en Uruguay?
Sin duda, y me considero doblemente afortunado en ese sentido: por haber tenido desde niño la idea constante en mi entorno de que siempre existe otro lugar lejano al que de alguna forma estamos conectados y por haber pasado los primeros años de mi infancia en un lugar privilegiado. A Uruguay se le llamaba entonces la Suiza de América, por ser un lugar próspero tanto económica como social y culturalmente, una excepción en Latinoamérica. Para que te hagas una idea, nunca vi a un profesor hablar de religión o política, ambas cosas prohibidas en la enseñanza, o pegar a un niño en la escuela hasta que llegamos a la España franquista. Por otra parte, poder observar el proceso migratorio desde los dos lados, perteneciendo primero al grupo emigrante y luego al de un país de acogida te permite tener una visión bastante diáfana del tema.
¿Te identificas con la identidad nómada y cosmopolita que se plasma en la frase de Gertrude Stein: " Es muy bueno tener raíces, mientras uno pueda llevarlas consigo" o por el contrario te sientes como un hombre-árbol que necesita enterrar sus raíces con profundidad en un lugar?
El sentimiento de que nuestra patria es el mundo y nuestra familia la humanidad lo llevo muy dentro, desde la misma adolescencia y estoy convencido de que esa idea se irá asentando en el subconsciente colectivo de nuestra especie, es un paso evolutivo inevitable. Eso no resta importancia a los sentimientos de unión con los lugares que has habitado, en proporción directa con los amig@s que permanecen en ese lugar. De alguna forma, tenemos tantas patrias como lugares en los que nos espera una persona querida.
Tras tu regreso a la madre Patria, Galicia, en los setenta te trasladaste a Madrid donde te licenciaste en Magisterio en la Escuela Universitaria de Formación de Profesorado de E.G.B. "Pablo Montesino" de la Universidad Complutense. ¿Qué te llevó a iniciarte en el campo de la docencia?
Aunque hoy puede sonar extraño, una de las razones que me llevó a interesarme por la educación fue comprender su importancia como factor de transformación social. En aquellos años se hablaba, entre otros muchos sueños, de la creación de un futuro mejor a través de generaciones de seres educados con espíritu libre y creativo. Experiencias educativas asentadas en la idea de una enseñanza igualitaria, laica, libre y gratuita, como Summerhill o la Escuela Libre o la misma escuela pública uruguaya o de los países nórdicos europeos, ya habían demostrado ser efectivas y viables en la práctica. Pero entonces, como ahora, un ciudadano capaz de pensar analítica y críticamente no es cómodo para ningún gobierno, al margen de su ideología.
¿Has ejercido como profesor de EGB?
Paradójicamente, no. Casi siempre he dado clases a adultos.
Volviendo a la temática de lugares, ¿qué destacas de tu etapa en la capital?
Las etapas más hermosas de las ciudades, como de las personas, suelen suceder cuando no son conscientes de su valor, su libertad o su grandeza. Madrid era en los años de la Transición una ciudad donde podías tener amig@s de años a los que nunca se te había ocurrido preguntar de dónde eran. La emigración y ese acento neutro castellano que todos los que vivimos cierto tiempo en Madrid acabamos teniendo, ayudó a crear esa especie de patria de apátridas. Y mi generación, que había llegado tarde al movimiento hippy y al 68, se encontró con su propio mayo, y se llamó Transición. Fue justo antes de la Movida, que en realidad era la primera generación en que el hedonismo pesaba más que las ideologías, la primera generación que respiraba democracia. Si además vives en un barrio antiguo del centro de Madrid, al que hoy llaman Barrio de las Letras, a tres cuadras del Museo del Prado y dos del Congreso, te encuentras viendo y viviendo en primera fila una película histórica de cuya importancia no eres consciente en ese momento.
Es triste el proceso autodestructivo en que ha caído Madrid en los últimos años: la gente está frustrada, triste, iracunda, y la frustración sólo genera más frustración, tristeza y agresividad.
Allí, entre 1982-1984 publicaste como director de redacción la revista literaria "EN" (Dep. Legal: M-38691-1982) ¿Fue tu primera aproximación a la edición y divulgación?
Hubo algunas experiencias anteriores, pero EN fue la primera en el sentido de tener total libertad para publicar, de poder dirigir un proyecto de una forma completamente independiente. Fue una experiencia interesante, que tuvo entre otras la particularidad de nombrar director de la revista a un gato, que tras semanas de debate, fue llamado finalmente Hanoni, (de anónimo, con hache para resaltar el anonimato). De ahí viene en parte el origen de Neko, que significa gato en japonés. Éramos tan ingenuamente consecuentes con la idea de revista abierta que en muchas ocasiones dejábamos de publicar nuestros propios textos para ceder espacio a colaboradores nuevos. Fue una época intensa y muy creativa.
¿Qué aprendizaje te brindó esa experiencia editorial?
Ser un grupo de trabajo reducido nos permitía ir rotando las distintas tareas y etapas que conlleva una publicación, con lo que acabas conociendo todo el proceso. Como EN se financiaba con publicidad de librerías, pubs y cafés concierto, la etapa en que llevé la publicidad me permitió conocer a la gente más activa del Madrid artístico de entonces, de aquel Madrid donde la mayoría de la gente aún sabía vivir y dejar vivir.
Justo en esa época viajaste a Japón de turista y decidiste quedarte tres años. Fue en esa estancia donde te hechizó la cultura oriental a la que tanto recurres en tus aforismos. ¿Cómo fue el choque cultural? ¿Cómo te sentiste tú, hijo de gallegos nacido en la emigración sudamericana afincando en Madrid en ese momento en la capital de Japón?
Cada cultura, como cada persona, necesita un tiempo para ser conocida. Pueden ser unos meses si se trata de una cultura permeable y abierta o años si se trata de una lejana o con esquemas muy diferentes a los de la propia. En el caso de Japón, el primer año lo pasas asombrándote a diario por las diferencias exteriores; a partir del segundo empiezas a captar las diferencias estructurales de fondo y comienza la verdadera aventura. Si no caes en las respuestas fáciles, el encuentro con una cultura suele tener tres etapas que no siempre siguen un orden cronológico fijo: admiración, rechazo y comprensión. No admiro especialmente Japón ni ninguna otra cultura, ni la propia siquiera, pero tengo muy claro que cada una tiene algo en lo que se ha adelantado y algo que ha olvidado aprender, pero nunca es, en su conjunto, mejor o peor que cualquier otra. En Japón, por ejemplo, además de un refinadísimo sentido estético, el sentimiento gregario y cooperativo ha llegado a límites que aquí nos cuesta imaginar, pero apenas han sabido disfrutar de la riqueza que supone el desarrollo de la individualidad, por eso pierden la cabeza por la libertad personal de que disfrutamos en estas tierras.
Dentro de los occidentales, los europeos son allí más apreciados y respetados que los norteamericanos, considerados bárbaros y superficiales por muchos japoneses, así que, unido a las intachables formas sociales, la vida cotidiana en general resulta allí fácil para los extranjeros.
Dices que el japonés, que hablas sin problemas, es un idioma que fonéticamente se parece mucho al castellano, incluso con las diferencias dialectales: en Tokio tienen un acento neutro como en Castilla y en el sur un acento más "musical", como en Andalucía. Para un artista de la palabra el idioma es una herramienta fundamental, pero también para los ciudadanos. El conocer la lengua te abre la perspectiva de la cosmovisión. ¿Qué te trajiste en la maleta emocional de Japón: defensa de interculturalismo, conciencia de que las diferencias europeas son anecdóticas...?
Ambas cosas, entre otras ideas. El contacto intercultural siempre ha existido, lo especial de nuestra época ha sido transformarlo en algo cotidiano y al alcance de casi la mitad de la población del mundo. Con el tiempo el contacto con otras culturas acaba siendo un ejercicio muy efectivo para superar los esquemas culturales a los que solemos estar encadenados sin ser ni siquiera conscientes de ello. En el caso de Japón, nos ayuda a desarrollar el pensamiento paradójico, a comprender que algo puede ser una idea y su opuesta al mismo tiempo, una herramienta muy útil para comprender el fondo de la contradictoria naturaleza humana.
Sobre las diferencias entre las culturas occidentales, son mucho menores de lo que creemos, apenas anecdóticas: suelen ser diferencias de evolución en el tiempo, pero dentro del mismo esquema. La identificación de las diferencias dependen de la distancia de enfoque: si miramos el planeta en conjunto, todas las diferencias culturales se reducen y aumentan los elementos comunes que compartimos como especie; por el contrario, si nos centramos en un reducido grupo de personas, podemos identificar diferencias significativas entre ellas.
En Tokio publicaste libros de texto: "Español para extranjeros" I y II, para los alumnos japoneses del Departamento de Español de JICA, (Japanese International Cooperation Asociattion), organismo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón. ¿Cómo conseguiste ese contacto?
Se puede decir que por jugar limpio con la vida: yo daba clases en academias de idiomas, ganando, como tantos extranjeros, lo justo para vivir en un país que entonces era el más caro del mundo, cuando un día me surgió un pequeño trabajo extra para una academia, que consistía en separar sílabas, para que en las imprentas de Japón supieran como cortar las palabras de cara a la impresión. Estábamos unas veinte personas, cada una representando un idioma, y te pagaban por horas. El trabajo estaba terminado en una hora y cuarto, pero allí nadie se movía, todos hacían tiempo pensando en cobrar un poco más; revisé el trabajo y lo entregué, fui el primero. El director de la academia, que estaba observando todo atentamente, como se suelen hacer las cosas por allí, me llamó cuando me disponía a salir y dándome su tarjeta me dijo que un amigo suyo, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores, estaba buscando un profesor de español. Al cabo de una semana tenía un trabajo muchísimo más interesante y mucho mejor pagado que los anteriores. Desde entonces tengo claro que el juego limpio es no sólo éticamente recomendable, sino sumamente práctico, aunque casi nunca alcancemos a imaginar ni remotamente el mecanismo de recompensa o castigo que hay detrás de cada paso que damos. La vida, antes o después, siempre te devuelve lo que siembras.
¿Ejerciste también allí como profesor de español?
Sí, prácticamente todo mi trabajo allí era dando clases a voluntarios de JICA que luego irían a Hispanoamérica a modo de cooperantes. Sólo tuve, entre cientos, dos alumnos más jóvenes que yo y recuerdo que al principio me resultaba asombrosa la seriedad y el respeto con que se dirigían a mi por el solo hecho de ser su profesor, a pesar de ser un joven de apenas 25 años. La imagen del profesor es muy respetada en todo Oriente.
Figura en tu Currículum que en Japón tomaste clases de cerámica y escultura con el maestro Hashitsume en Kamakura y de pintura "sumie" ¿Empieza tu trayectoria artístico pictórica en Oriente?
Sólo en parte, la escultura ya me había interesado antes y la literatura me acompaña desde siempre, pero la pintura sumie la descubrí en Japón, El sumie viene a ser como el aforismo de la pintura, con su capacidad de expresar, con unas líneas tan sólo, toda una idea, paisaje o universo. Me interesa sólo el sumie original, con tinta negra y los miles de tonalidades grises que se puedan obtener de ella, no el color. El collage llegó luego y lo considero más un ejercicio de comunicación o imagen que un trabajo pictórico, con el que originalmente trataba de mostrar que la posibilidad de creación está en la vida cotidiana al alcance de cualquiera, con unas revistas viejas, tijeras y pegamento. El objetivo era contribuir a la desmitificación del arte: todos somos artistas por naturaleza de una forma innata, aunque a veces terminemos secando o anquilosando esa creatividad por no practicarla. Tras dos siglos de mitificación del arte, todo está cambiando en Occidente y es internet quien ha conseguido pacíficamente lo que parecía imposible: desinflar el ego del artista occidental, pero está sucediendo. El arte del futuro es el arte abierto y compartido.
Has publicado varios libros de aforismos y relatos cortos ¿Crees en la brevedad como principio de expresión? ¿No has pensado en escribir novelas?
La brevedad es casi imprescindible para hacer llegar un mensaje en estos tiempos. Por primera vez tenemos que defendernos de la saturación de información y aprender a filtrar y seleccionar mensajes, en contraposición a todas las generaciones anteriores que debían utilizar sus energías para localizar y acumular información.
Perdemos paulatinamente la capacidad de atención y concentración debido precisamente a esa saturación y con ella perdemos también la capacidad de asombro, tan necesaria tanto para el artista como para el científico, ya que es síntoma y condición imprescindible de una mente abierta.
Como además la brevedad coincide con mi forma natural de expresión, recurro a ella de una manera no premeditada. Por eso no tengo especial interés en la novela, sino en el relato corto, el aforismo o el microrrelato.
Desde 1995 vives en Nerja ¿Cómo has llegado a Andalucía, y por qué a Nerja?
Mis hijos eran entonces pequeños, y como éramos una familia multicultural, quise buscar un sitio donde las personas estuvieran acostumbradas al contacto con culturas diferentes. Nerja me hechizó en su momento, como a tantos, y como tantos también, a veces me pregunto el porqué, pero un sólo vistazo por la ventana te da la respuesta ante la simple vista del mar; luego llegarían las amistades, esas cadenas dulces que nos atan a un lugar.
Andalucía y su gente me gustan más cuanto más les conozco: tienen esa sabiduría milenaria de los pueblos que rodean el Mediterráneo, el foco cultural más importante de Occidente, y la inteligencia de quien aprende del pasado, por eso aquí nunca germinará un nacionalismo nacido del odio, a pesar de todo lo que ha sufrido esta tierra.
Aquí te montaste un taller, donde experimentas con collages que expusiste por primera vez en el 1º Festival de Arte de Nerja (Málaga) en 2006. ¿Crees que el escenario determina la obra de arte de cada autor?
Cada acto del autor determina su obra, al igual que cada lugar que visita. Cuando entras en el juego creativo, el primer paso, aunque sea subconsciente, es abrir la biblioteca de experiencias, emociones e ideas que todos llevamos dentro. No podemos, aunque lo intentemos o finjamos, separar nuestras obras de nuestra experiencia.
Además de todas las artes citadas anteriormente haces carteles y editas la web de Artes Libres (
www.arteslibres.net). Como protagonista de buena parte de la vida cultural de Nerja tienes que ser un buen conocedor de ésta. ¿Qué opinas de la vida cultural de Nerja y alrededores?Con respecto a Nerja, percibo su vida cultural dividida en dos grandes bloques: la cultura oficial, que sólo apoya y subvenciona con verdadero interés actos y talleres que resulten políticamente rentables por los votos que presuntamente pudieran cosechar y otra cultura paralela, mucho más viva y activa, que tiene que recurrir a la autogestión ante la imposibilidad de sobrevivir con ayudas económicas mínimas que producen vergüenza ajena.
El caso de la Sala Mercado, cerrada durante más de la mitad del año pasado, y que a pesar de ello no fue cedida para la exposición del I FestejARTE es tristemente elocuente. En los alrededores, Frigiliana me parece un ejemplo de gestión inteligente y efectiva de la vida cultural de un pueblo.
¿Cómo crees que podrían solucionarse los problemas que comentas?
Al cabo del tiempo estoy llegando a la conclusión de que más que la falta de imaginación, en el fondo hay en todo esto un problema emocional, como si a quienes manejan la cultura oficial en Nerja les diera miedo determinada forma de enfocarla, tal vez por temor a no estar a la altura o a cuanto no pueden controlar o sentir la ilusión de que controlan, encerrándose así en esquemas estrechos en los que se sienten falsamente seguros. La peor mediocridad en el arte no surge tanto de la escasa calidad de una obra, siempre tan relativa, sino de esa actitud temerosa y acomplejada, del miedo a lo diferente, del miedo al juego creativo sin más. Si abrieran sus mentes encontrarían un mundo cuya existencia posiblemente ni imaginen, aunque crean ya conocerlo, disfrutarían mucho más de la vida y, además, les sería políticamente rentable. A perder la vergüenza a dinamizar la cultura, crear, o hacer algo se aprende por varios caminos, pero el más efectivo es echar cada día un vistazo a la más dura y evidente realidad: ¿qué hacemos todos aquí condenados a muerte?; siendo así, ¿qué vale la pena dejar de hacer, disfrutar y compartir por timidez, temor, codicia o ignorancia? Confío en que algún día lo comprenderán.
El miedo, con sus diferentes caras, es la peor de las epidemias que padece la humanidad, y una de las características del miedo es que paraliza e impide adoptar nuevos puntos de vista, con lo que la persona bloqueada acaba siendo prisionera de si misma al tiempo que está completamente convencida de que le asiste toda la razón.
Háblanos de Artes Libres.
Artes Libres surgió espontáneamente como un colectivo en el que interactuábamos pintores, escultores y escritores. En el último año se hizo la serie de carteles de preguntas Shitsumon, se organizó el I FestejARTE "Atrapando la luz" y se ha consolidado, como parte de la web
www.arteslibres.net el boletín electrónico Artes Libres (la suscripción, gratuita, se puede solicitar a info@arteslibres.net)El núcleo original lo formamos en su momento Juan Pérez de Siles, Carlos Alvarez, Nils Lange, Ricardo Sanz y yo.
Recientemente hemos entrado en una etapa de aunar esfuerzos e inquietudes, y ha nacido La Casa de las Palabras, surgida de la colaboración de La Aventura de Escribir y Artes Libres. En realidad, varias personas formamos parte de ambos colectivos a la vez. Conozco a la gente de La Aventura de Escribir desde hace pocos años, pero me parece admirable su perseverancia para continuar año tras año, sin apenas medios, aportando su grano de cultura, imaginación e ilusión a este pueblo. El tan escaso apoyo económico que recibe del ayuntamiento aumenta aún más, si cabe, el mérito de este colectivo.
Además de en esta revista, SéLector, colaboras con publicaciones literarias, ¿Qué te aporta SéLector?
Sé Lector ha venido a ocupar un espacio que estaba vacío y era necesario en la cultura de la zona: no es una revista especializada, pero ese mismo formato y carácter abierto parece resultar atractivo a la inmensa mayoría de la gente. Antes de nacer el Sé Lector, yo mismo me estaba planteando la posibilidad de editar una revista similar, aunque algo más literaria, pero creo que es más efectivo aunar voluntades en torno a un proyecto común que empeñarnos en caminos individuales y caer en la dispersión. En ese sentido, Sé Lector lo he vivido, al cabo del tiempo, como un regalo, una de esas cosas que piensas un día y de repente te encuentras delante convertida en realidad gracias al esfuerzo de otras personas que han pensado y sentido lo mismo.
¿Y qué crees que le aportas tú a SéLector en tanto artista y colaborador?
En ocasiones, cuando editas algo, eres el último en enterarte de cómo lo ve el público realmente. Más que la opinión de los amigos, siempre apreciada, sobre los textos que envío a Sé Lector, me interesa la de esa persona desconocida que encuentras un día y te pregunta "Ah,¿tú eres Neko, del Sé Lector?", y te da su opinión sobre determinado artículo. Esa opinión suele estar libre de la subjetividad que acompaña a toda relación de amistad y para mi es muy valiosa. Esas opiniones me han hecho sentirme más apreciado de lo que imaginaba. Creo que es, al mismo tiempo, lo mejor que doy y recibo del Sé Lector.
Ya para terminar, ¿Tienes algún proyecto en mente que comentarnos en primicia?
Además de seguir trabajando para que continúe creciendo La Casa de las Palabras y participar de cuanto vamos haciendo en La Aventura de Escribir, está previsto para este año el II FestejARTE "Escuchando el silencio" y una ampliación y actualización de la web de Artes Libres, donde recientemente estamos incorporando la revista literaria VOCES, de Almuñecar, que editan Javier Martín, Juan Bruca y José Guerrero entre otros, todos ellos socios y colaboradores también de La Aventura de Escribir.
¿Algún aforismo para los lectores?
"Comenzamos a ver realmente cuando comenzamos a dudar de lo que vemos".
Muchas gracias por todo, Neko.