En una orilla, cebados y
dormidos, creen saber,
En la otra, despejados y hambrientos,
saben a que sabe el hambre.
En una orilla, agobiados por la eterna búsqueda,
necesitan ansiosos creer que han encontrado.
En la otra aún no hay tiempo para naderías.
En una orilla, los ojos vacíos de la necesidad,
En la otra, la pupila vacua de la soberbia,
En ambas orillas, miradas tristes.
En una orilla, un dios, de nombre Dios,
En la otra un dios, el mismo, pero de nombre Alá.
En ambas, la codicia alimenta la falsa diferencia.
En una orilla, el olvido de la historia,
en la otra, la historia del olvido,
En ambas, la necesidad de olvidar.
En una orilla el ayer de una orilla,
enfrente, el mañana de la otra orilla,
Entre ambas, el hoy siniestro de una pesadilla.
En una orilla, a ciegas, se intenta saltar al paraíso.
En las playas del paraíso, otra vez, un cuerpo inerte.
¿Cuándo se podrán cruzar las dos orillas sin que
el viaje sea un baño entre la vida y la muerte?
Nekovidal 2007 – nekovidal@arteslibres.net