EL ARCO IRIS
El arco iris no siempre fue como hoy lo vemos: al principio era blanco como no
podríamos imaginar ni mirando la nieve más pura. En aquel entonces, todo era más
simple: el mar era sólo una posibilidad y la vida un remoto milagro posible.
Un día, cualquiera de los perdidos entre millones de años, consiguió el blanco imaginar que era algo más que blanco, se imaginó diferente a si mismo, libre de la idea única de falsa apariencia diversa, y así nació el primer color. Cada nueva fantasía del blanco daba lugar a un color y cada recién nacido color creaba, con su mera existencia, millones de combinaciones cromáticas.
Y quería cada color que anidaba en el alma del blanco ser más hermoso, estar más presente, ser más en su coloreada egolatría.
A fin de evitar una guerra que parecía inminente, convocó el blanco a todos sus colores, a todos sus miedos, a todas las creaciones de su cromática mente, a fin de elegir uno que les representara. Cada uno de ellos expresó libremente su poder y su belleza, señalando uno a uno las flores, animales y frutos que ya formaban parte de su reino.
Cada expresión de cada color era majestuosa y sublime, y se convenció el blanco de que era imposible decidir que uno de ellos era mejor que otro.
Cuando todo parecía haber terminado, esperando todos expectantes el dictamen del blanco, apareció un color nebuloso y difuso que, lejos de exponer sus virtudes, se limitó a acercarse a cada uno de sus hermanos para susurrarles al oído: “Yo también soy tú”.
Al completar el círculo perfecto de los colores, el recién llegado lucía un negro azabache que contenía todos los colores imaginables y todas las luces y sombras posibles.
El blanco no lo dudó: “Tú serás quien nos represente, porque de todos tienes algo, te has formado tomando lo mejor de cada uno de nosotros y has sabido crecer sin competir”.
Desde entonces todos los seres vivos pueden disfrutar de todos los colores imaginables, pero sólo en el negro que ven al cerrar sus ojos encuentran el descanso a su deambular por la vida.
Nekovidal-2009 nekovidal@arteslibres.net