AFORISMO ÁRABE: “EL COMPAÑERO ANTES QUE EL VIAJE Y EL VECINO ANTES QUE LA CASA„
En Islandia, tras el estallido de las protestas ciudadanas por la
crisis financiera, se dio una situación casi tan esperpéntica como la misma
crisis: En esa tierra no se había producido ninguna manifestación desde los años
cincuenta del siglo pasado, por lo que los policías antidisturbios no tenían,
por decirlo en pocas palabras, práctica en su oficio.
Los manifestantes se agolpaban frente al parlamento y no sólo gritaban, sino que arrojaban huevos contra los políticos conservadores que habían dirigido el país durante los últimos dieciocho años y habían dejado una deuda de 160.000 euros para cada ciudadano, la más alta del mundo en un país que era, estadística y paradójicamente, el más rico del mundo.
Los policías pedían a los manifestantes que, por favor, no arrojaran huevos ni ningún tipo de objetos, que se limitaran a gritar sus consignas o, incluso insultos, pero nada más, pero la ira ciudadana ya estaba desbordada.
Finalmente, algún político dio, posiblemente desde el interior del parlamento y mientras se limpiaba los huevos de su caro traje a medida, la orden de cargar. Pero los policías no podían porque, por suerte para ellos y la sociedad en la que vivían, no alcanzaban a concebir, ni siquiera dentro de sus mentes presuntamente militarizadas, la idea de golpear a sus conciudadanos sólo porque protestaran contra una injusticia que sabían que afectaba a todos, y a ellos, por supuesto, también. Todo se redujo a unos empujones y dos o tres golpes.
Hay actitudes que sólo las puede proporcionar una buena educación, y la sana e imprescindible costumbre de aplicarla a diario en la vida social.
Tiempo después, ese mismo pueblo sin policías lo suficientemente agresivos, detuvo y juzgó a tres banqueros y un primer ministro, y en dos ocasiones, el siguiente primer ministro, se negó a firmar el pago de la deuda especulativa pendiente sin un referéndum por medio, posiblemente recordando cómo había terminado su antecesor en el cargo.
Acabo de leer que, para sorpresa de los economistas teóricos del sistema, Islandia está saliendo de la crisis mucho más rápido que, por ejemplo, Irlanda, que asumió resignadamente las deudas de sus banqueros, políticos y especuladores.
"Es casi como si el impago de las deudas acumuladas por un sector bancario fuera de control y la depreciación del tipo de cambio funcionaran mejor, incluso desde el punto de vista de los inversores, que socializar las pérdidas del sector privado y mantenerse en un sistema con un tipo de cambio fijo", escribe hoy el Nobel Paul Krugman en su blog del New York Times.
Se dice que, cuando la vida aprieta, ya deja de ser importante lo que es bueno o malo, justo o injusto, centrándonos sólo en lo que nos permite sobrevivir, y es entonces cuando la educación recibida muestra su decisivo valor, cuando unas personas o sociedades anteponen, o no, la casa al vecino y el viaje al compañero.
Suele ocurrir, y no deberíamos olvidarlo, pues en esto la vida es, a medio y largo plazo, escrupulosamente justa, que quienes cometen el error de no saber distinguir lo prescindible de lo imprescindible suelen terminar sin casa, sin vecino, sin compañero y sin viaje.
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