LA CASA DE LOS ESPÍRITUS, LA SEMANA DE VACACIONES, Y PARIÓ LA ABUEL A
 

Durante aquella extraña semana de vacaciones, cuando nadie lo esperaba, puesto que nadie nada sabía de su embarazo, que creían principio de obesidad, parió la abuela.

Tal revuelo se armó, que cada cual estorbaba yendo y viniendo intentando ser útil, parando ocasionalmente en su frenesí, para preguntarse, una vez más, a si mismo: ¿Cómo es posible? ¿Y quién es el padre, si el abuelo murió hace años?

Mientras la abuela paría, sin mucho ruido ni aspavientos, pues experiencia ya tenía la pobre mujer, los niños fueron recluídos, contra su voluntad, en uno de los dormitorios, y escuchando sus gemidos, decían los más pequeños: “Jo, que miedo, nos han traído de vacaciones a La casa de los espíritus”.

La abuela, siempre tan alegre, vivaz y dicharachera, parió durante aquellas vacaciones, la familia aumentó, y todos tuvieron que enfrentarse, menos el inocente y recién llegado protagonista, a un aluvión de dudas, preguntas e hipótesis sobre la paternidad del mismo, pues la abuela se negaba a desvelar el misterio. Así comenzaron mil rumores, quinielas y habladurías sobre los pícaros jubilados que hacía tiempo la rondaban, y con los que solía pasear por la playa, viendo lo que creían bucólicas e inocentes puestas de sol.

El otro misterio, cómo era posible que se hubiera quedado embarazada una mujer de 72 años, parecía, curiosamente, importar menos a la desconcertada familia . . .

 

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