Textos tertulia TELEES - Año I

Una alegría compartida es una doble alegría; un disgusto compartido es medio disgusto. (Jacques Deval)

Todos los miércoles, a partir de las ocho y media quedamos para leer escritos propios o de otros, esos textos que nos apetece mostrar, esos libros que nos han tocado el alma y que queremos compartir.

La lectura no es erudición, la lectura es otra forma de animar la conversación, porque la conversación es la base de la cultura, y la cultura es la base de la convivencia.
 

(LOS TITULOS DE LOS TEMAS SOBRE LOS QUE ESCRIBIR PARA LA SIGUIENTE TERTULIA SE ELIGEN AL AZAR PREGUNTANDO A CUALQUIER ASISTENTE, GENERALMENTE UN RECIÉN LLEGADO, QUÉ TITULO O TEMA PROPONE: SUS PRIMERAS PALABRAS PRONUNCIADAS SE CONSIDERAN EL TEMA EN SI MISMO, DE AHÍ LO CURIOSO DE ALGUNOS DE ELLOS)

 

 

Palabras del maestro Budha:

 -¿Qué es el "buenismo"?

-¿Por qué se practica el  "buenismo"?
 

 -El buenismo es sentir empatía por el sufrimiento ajeno, burlarse de aquel  que se cree poderoso, decir irónicamente a aquellos que hacen la guerra:
 -¡Sigan jugando señores! También es solidarizarse con aquellos seres que la  sociedad margina, y los tacha de impresentables o de seres malvados. Es no  mirar hacia otro lado cuando un humano se retuerce con dolores de entuerto,  que no puede comer aunque tenga hambre; es hacer que alguien que tenga el  semblante triste, sonría o se ría.
 Es comprender a aquel que causa dolor a los demás. No se puede dar lo que no  se tiene y sí aquello que se tiene, por lo tanto quien causa dolor es porque dentro de el mismo lo alberga.
 Buenismo es escuchar, ¡y qué más da! si lo que escuchas no es lo mismo que  tú piensas, porque el buenismo también es respetar.
 ¡Y qué más da! si alguien se queda en blanco, o si ya le toca a otro, o si
 hay que hacer cola, o si Budha perdona a un terrorista. Ellos también
 practican ese buenismo.
Todos sin excepción buenistas o no buenistas, vamos en el mismo barco, ese  barco llamado Vida, todos tenemos el mismo destino, ese destino llamado  Muerte.
No te pongas triste si piensas que después de la muerte no hay nada más, y  si piensas lo contrario, ¡qué más da! si al final queramos o no queramos,  creamos o no creamos, todos llegaremos al mismo destino.
 Yo creo en Dios y si tú no crees, ¡qué más da!, si somos libres de creer, de  pensar en lo que queramos; aunque tú no pienses igual que yo, si mis creencias no son las tuyas, sólo por eso no te voy a excluir de mi vida.
Uno de los motivos por los que no se puede excluir a nadie, es porque todos vamos en el mismo barco y tenemos el mismo destino.
-¿Y quién maneja ese barco?, ¿Dios?, ¿tú mismo?, ¿Los demás?, ¿que más da quién lo maneje?, lo que es seguro es nuestro destino, ¿ y quién propuso ese destino?, no fuiste tú, ni yo, ni los demás tampoco, ¿será Dios quién lo propuso?.
Nunca me han gustado las etiquetas, ni en las cosas, ni en la ropa, ni en
las personas, nadie es bueno, nadie es malo, simplemente somos como somos, y en el fondo, muy en lo profundo de nuestro ser, donde solamente se es, todos somos iguales.
Nos podremos vestir con trajes de gala o con harapos, podremos maquillar nuestros defectos, pero hay algo que está en nuestro exterior, que no podemos vestir o maquillar, que refleja nuestro interior, nuestro verdadero ser, y es la mirada, que sin palabras habla, porque no le hace falta palabras para hablar y lo dice todo en silencio.
En vez de perdernos y enredarnos en las palabras de vez en cuando es mejor escuchar una mirada, hablar con un gesto, dar una caricia sin tocar, u oler una flor sin tenerla cerca.
Sería quizá mejor en vez de preocuparnos por el exterior ocuparnos del interior, oír nuestra respiración, oír el silencio, aprender a escuchar y a callar.
Todos los pasajeros de este barco tenemos derecho a escuchar y a que nos escuchen, a estar de acuerdo y en desacuerdo, a opinar y a callar, todo está permitido en este viaje por la vida, tu pensamiento es libre, tus acto también y tu no pensamiento y tu no acto también.
Olvidémonos de etiquetas, de si soy tal o cual, o de si no soy esto o
aquello, de lo que he sido o voy a ser. Sencillamente seamos sin más, sin
definiciones de nosotros mimos o de lo demás.
Seamos conscientes de que somos, de que estamos aquí en este momento.
Estamos en estado presente mientras dura la travesía de este barco, tiremos por la borda esa mochila que llevamos en la espalda llena de pasado, de prejuicios, de odio, de resentimientos y estaremos más ligeros para sentir
la vida, porque la vida no se piensa, se siente, se vive.
Vamos a hacer más el amor y menos la guerra, nos sentiremos así más
relajados.
Hagamos que los humanos lloren menos, no se enfaden, no se agredan
mutuamente, empezando por nosotros mismos, riéndonos más y enfandándonos menos.
Estas fueron las palabras de Budha en la plaza del pueblo, Budha sabía que sería la próxima víctima del terrorista, y reuniendo a toda la gente del pueblo dijo: -
-Se que soy la próxima víctima, os propongo que me escuchéis en silencio, sé que entre vosotros puede estar el terrorista, a ese que le quereis hacer pagar con su sangre la sangre que él derramó a sus víctimas, también sé que  algunos de los que estáis aquí sois familiares de esas víctimas. También os  propongo si el terrorista decide atacarme no hagáis nada para impedirlo.
 Si consigo que el terrorista se acerque a mí, que escuche mis palabras sin  atacarme, lo perdonéis.
La gente estuvo de acuerdo, ya que creían que el terrorista atacaría a
Budha, y entonces ahí empezaría su linchamiento.
Budha ya casi acabando el discurso, dijo estas palabras: -Yo no tengo miedo  al terrorista, es más... siento compasión por él, por su soledad, por su  infelicidad, por su falta de amor.
Estas fueron las últimas palabras de Budha, y cuando ya salía de la plaza  del pueblo, se le acercó un hombre con un collar hecho de dedos humanos, se  arrodilló frente a él, y con lágrimas en sus ojos dijo a Budha: -Señor, usted era mi próxima víctima, pero yo... no quiero tener una víctima que antes no me haya tenido miedo, ni me haya rechazado u odiado. Señor, yo no soy digno de llevar su dedo en mi collar.
Budha, le hizo levantar, y le hizo mirar de frente a los familiares de sus
víctimas, ya en esas personas no había odio, había lástima hacia su persona. Budha le preguntó: -¿Cómo te sientes?, el terrorista respondió: -Me siento peor que nunca, que me miren con lástima es peor que un linchamiento con miradas de odio.
Y el terrorista se fue con la cabeza agachada, con su mochila en su espalda llena de culpas propias, se marchó lejos, muy lejos, donde nadie lo conociera, ni nadie supiera de su pasado.
Budha dijo a los allí presentes: -No existe el "Buenismo", no os creais nada de lo que os he dicho, sólo creer en lo que sentís en este momento mientras permanecéis en silencio.
Pasado ya algunos años, después de aquel día en que el terrorista que dejó de ser terrorista marchó, cuentan algunos del lugar que en lo más alto de una montaña cercana al pueblo, habita un hombre con barba y pelo largo, se alimenta de lo que la naturaleza le provee, ni siquiera se alimenta de animales, cuentan también que en un árbol llamado árbol del arrepentimiento hay un collar con dedos humanos disecados y al lado una cruz hecha con ramas, abajo de esta cruz hay una piedra que dice: Viviré lo que me queda soportando mi cruz, estas palabras llevan mi sangre, cuando muera podré soltar mi mochila que como una losa me pesa en la espalda, hasta entonces soportaré el destino que yo mismo me forjé, hasta en el momento de mi muerte vivo cada día para pedir perdón por mis atrocidades. Espero que cuando llegue la muerte mi alma descanse en paz.

 

Fina Martín

 

 

 

¡YO QUE SÉ . . . !
 

Y…  ¡yo qué sé!... ¿qué se yo?

¿porqué antes podía estar contigo?

Y ahora ni imaginármelo puedo.

Quisiera verte como antes,

en el momento justo encontrarte,

hablarte, esperarte, amarte…

pero ahora cariño,

no se que pasa, ya no deseo tus besos,

ni dormirme entre tus brazos.

¿Será que nuestra magia se fue?

¿que nuestra química  ya no está ni es?

¿que cuando te tuve me equivoqué?

Busco motivos y no los encuentro,

Te miro y no te reconozco,

Te veo… tan pequeño… y … tan lejos,

¿cómo te explico yo? Ese… ¡yo… qué sé!

Déjame… que en este lío me deslíe,

No hay otro, no hay más nadie,

Sólo te pido… cariño… ¡compréndeme!

                                     

Fina Martín         

 

 

 

YO… ES QUE TRABAJO… NO SÉ… CUANDO LIBRO 

 

Desde abril hasta septiembre diciendo esta frase. Empecé diciéndola con Maria Teresa, una amiga de Irlanda cuando me preguntaba por el día en que podíamos quedar para compartir un rato de charla, despues fué con Estrella que había venido de Córdoba con una amiga y dos amigos para pasar unos días en Nerja, ¿Cuándo te va bien que pasemos un día para vernos? Me preguntaba , y yo la misma respuesta de siempre… es que trabajo, no sé que día libro. También vino la prima, que no es mi prima, es la prima de un amigo mío, se llama Manoli, recibo su voz al otro lado del teléfono…diciéndome, estoy en Nerja, y con muchas ganas de marcha, vamos a vernos esta noche, y yo respondiendo la “jodía” frase.

Además de también decir esa misma frase que ya salía automáticamente cuando me llamaba Jose, o Luis desde El Rincón de la Victoria, o Juan y Rocio, desde El Peñoncillo y Velez Málaga respectivamente, o al llamarme Antonia y Rafa el sábado por la tarde para salir por la noche, ellos tenían la suerte de librar el domingo.

Y… es que el trabajo de hosteleria es así… no se compadece de que no libres un domingo, o peor aún, de no librar ni un día en el mes de agosto, o en la última quincena del mes de julio, o en la primera quincena del mes de septiembre, es más la hosteleria se alegra de que no libres, de que sudes la camisa, de que sufras de estrés laboral, de que bebas café si has pasado la noche anterior de juerga, y te dice si estás cansada, pues haber no salido, y… la hosteleria se vuelve gigante y tú cada vez más pequeña, y ves al jefe con sonrisa de oreja a oreja… porque tú no libras, y ves a compañeras, esas que no salen de juerga, y no se paran a tomar ni un café o un helado a la salida del trabajo, y encima ves lo contentas que están porque no libran, porque el jefe está contento, porque la contabilidad del mes dará un saldo muy positivo, y ves a otras compañeras, disimulando los ojos de cansancio con algo de maquillaje, porque salieron la noche anterior.

-Que trabajo, que no sé que día libro, que nisiquiera libro, que le den a la hosteleria, y al jefe, y a las compañeras que parecen que están poseidas por la hosteleria, yo….no me pienso perder ni una noche de juerga, y automaticamente añado a la frase, pero… no importa, ¿a qué hora quedamos?, que ya llegará el invierno para invernar, para recuperar esas horas de sueño perdidas,. Sí, claro que al otro día te levantas con ganas de seguir durmiendo, pero una ducha, un buen desalluno, con café y tostadas, y de camino al trabajo, pensando en la siesta que te vas a regalar cuando llegues a casa, porque hay que estar un poco descansada, que esta noche también salgo, que verano estoy pasando más bueno, lo digo por lo bien que me lo paso con mis amistades. Y…algo me viene a la cabeza, el año próximo no dejes que la hosteleria te enganche, ni te dejes convencer por el jefe, no le creas cuando te diga que te va ofrecer un puesto mejor del que tienes, que solo te quiere para quitarle su mierda,  esa mierda que suelta la hosteleria, en sus habitaciones, en la cocina, en el comedor, en la recepción, en los cuartos de baño… el año que viene dile “no” a la hosteleria.

Y llegó esa próxima temporada convirtiéndose en presente, y la hosteleria sultilmente me llamaba, ven… ven… te daré un contrato de temporada, cotizarás en la seguridad social para cobrar “el paro”, conmigo tendrás cubierto el invierno, te daré un uniforme nuevo. Ven…ven… y yo le respondí… es que no sé… pero ahora tengo días libres, imparto unos talleres que están haciéndo bien a algunas mujeres, y hasta el día 1 de julio no termino. Y la persuasora hosteleria me decía, no importa, deja tirada a esa mujeres, piensa que despues en pleno verano no tendrás ningun trabajo, y luego llega el invierno. Yo le respondí para dar por zanjada la absurda conversación, anda y que te den, a tí, al jefe, a las masocas de mis compañeras, al uniforme, y a toda tu mierda, esa mierda que esta temporada limpiará otra, ya me saldrá algo mejor.

Y ganada la batalla a la persuasiva hosteleria terminé los talleres, hice un cartel diciéndo Tarot, que puse en dos teterías, además de acertar, aconsejar, ayudar, conocer gente agradable, me surgió un trabajo que comenzaba el día 1 de julio, impartiendo un taller para niños discapacitados, y toda contenta todo el verano, y diciéndo, esta frase… es que yo… libro los sábados y los domingos. Claro que no he cotizado en la seguridad social, ni cobraré el subsidio de desempleo, he ganado menos dinero, pero en ganado en calidad de vida, despues de comer esas siestas , esos baños en el mar, que no tienen precio.

YO ES QUE TRABAJO Y NO SÉ CUANDO LIBRO               Ana María Cortés Pero el día que lo sepa te lo diré, quedaremos y hablaremos del mundo, de la pobreza que hay, del maltrato, de la guerra.

Guerra que nosotros los hombres tenemos en nuestra vida, con lo bonita que es la vida para vivirla con paz y amor.

Paz, palabra que parece que quitaron del diccionario porque las personas hacemos todo lo contrario, matar y maltratar, parece que  nos da placer. El placer de ver a personas asustadas y doloridas, heridas en su cuerpo y en su corazón.

Corazón, que tenemos en el pecho y no usamos mucho, porque si lo hicieramos viviríamos mejor.

La vida, es algo que pasa y no nos damos cuenta de lo que es en sí. Si nos diéramos cuenta viviríamos más traquilos, sin pensar tanto en lo material y más en lo espiritual.

Si algún día tengo libre seré yo misma, con mis virtudes y defectos. La mayoría son defectos, pero ellos me ayudan a vivir. Viviré con intensidad en todos los sentidos. Porque tener un día libre quiere decir desinhibirse, no tener miedo, ni vergüenza de quienes somos ni cómo somos.

Ser o no ser, una envoltura de nosotros mismos.

Si el día para mí es triste… recordaré mis vivencias y mis amores. Amores que me dieron vida y alegría y… en el fondo un poco de tristeza.  Tristeza que no me duele, porque con ella vivo en esta vida de muerte y venganza.

La venganza es un sentimiento que me trae tristeza y muerte. Muerte, palabra que da miedo y trae lágrimas y desesperación.

La desesperación de estar sola, sin tí, sin sentir tu aliento, tus besos y ternura. Esa ternura que sale de tu corazón, que tienes envuelto en una coraza de acero, que no deja brotar esos sentimientos que te rompen el alma y te dan tanto miedo. No tengas miedo a sentir, ni a amar, eso es bonito, te da vida, alegría y felicidad. Felicidad, esa palabra que me gusta, entraña cosas bonitas.

Bonita es tu sonrisa cuando me miras con tus ojos marrones. Tu pelo, negro como el azabache, me gustan tus rizos, esos que te hacen parecer más niño dentro de un cuerpo de hombre, tu corazón dulce como el caramelo y tan grande como el cielo.

Ese cielo tan azul que nos cubre y nos envuelve en su manto de nubes blancas, esas nubes blancas que cuando las miro parecen que me hablan, me explican que hacen ahí, me dicen que seamos buenos en la vida, que la vida es bonita.

Bueno… y para terminar te diré que si algún día tengo libre, procuraré ser feliz.

 

Fina Martín

 

 

 

ES LA PRIMERA VEZ PARA MÍ                                                    

 

Creía que ya no habrían más primeras veces, pero me equivocaba.

Hoy es la primera vez que vivo este día que es hoy.  Después de estar dormida, esta mañana me desperté, abrí los ojos por primera vez a este nuevo día. Me levanté por primera vez esta mañana. Miré por la ventana al cielo, descubrí en él una nueva tonalidad celeste, hoy por primera vez. Me he mirado en el espejo, me he visto en él reflejada, por primera vez hoy, me he visto, me he mirado. He sentido el agua tibia deslizarse por mi cuerpo, hoy por primera vez. He saboreado una taza de té caliente, sorbo a sorbo la he tomado, hoy por primera vez. He salido a la calle, el sol por primera vez hoy me ha iluminado. Hoy por primera vez estoy escribiendo este texto.

Hoy en todo este día, he experimentado una primera vez despues de otra. Por que si no me hubiese despertado hoy, ni levantado al nuevo día, no hubiese tenido todas esas primeras veces. Por que hoy es la primera vez que vivo este nuevo día. Cada día está lleno de esas primeras veces, donde siempre descubres algo nuevo. Sólo hay que despertar para recibir el nuevo día. El nuevo día que es lo que tenemos, el hoy. Hoy es el primer día del resto de vida que aún me queda por vivir.

                                                                                  

                                                                         Fina Martín

 

 

Es la primera vez para mi

 

La primera vez que Alicia lo vió fue en lo alto de una escalera. Se acercó hacia él y lo saludó con varios besos en sus mejillas. Él se quedó mirándola asombrado, bajó poco a poco las escaleras que le separó de un amigo que lo estaba esperando en el comedor.

El amigo le presentó a una amiga de Alicia y se pusieron a hablar y a beber cervezas. En la conversación estuvieron hablando de varios temas, entre ellos sus trabajos y sus vidas. Entre palabra y palabra, unas miradas fugaces y unas risas.

Después de unas horas se despidieron y pensaron que sería la primera y última vez que se verían. Pero no fue así, al día siguiente una llamada para desayunar, les unió de nuevo y entre café y café surgió el flechazo. El flechazo fue mutuo porque no había día en que no sonara el teléfono para verse. –Es… que estoy en tu pueblo y digo… voy a ver como está Alicia.

Alicia ve que esta persona le gusta y le hace gracia. Algo en esa persona le llama la atención, tanto como persona como ser humano, que en la vida que llevamos es muy difícil de encontrar. Una persona que te valore por ti misma y no por lo que tienes o por lo que representes.

Por primera vez ellos eran felices solo con sus compañías, no necesitaban nada más. Eso los hacía sentirse especiales en esta vida. Encontrar personas que se quieran sin pedir nada a cambio, es muy difícil en el mundo que vivimos, solo nos interesa lo material.

Su mundo el mar, su trabajo la pesca. El mar, su ilusión y su refugio. La ilusión de un amor prohibido lleno de pasión, lleno de dolor, dolor que calman con besos, abrazos y ternura, esa ternura que es invisible a la gente. Con la gente él es duro y serio y en la intimidad todo un cielo. El cielo azul como sus ojos, su pelo rubio, sus labios rojos, en su mirada su pasión marcada.

Solo sé que si pudiera hacer algo por primera vez en mi vida… me enamoraría.

 

                                                                                            Fina Martín

 

 

LA NOCHE Y LOS MOHITOS.

 

Estaban sentados alrededor de una mesa, en la terraza del bar que nos servía de punto de encuentro. Era una noche otoñal cálida del sur de la costa malagueña.

Yo llegué con algo de retraso. Me acerqué a saludarlos. Me senté en una de las sillas vacías. Me uní al círculo amistoso. Frente a mí una cara nueva, que saludé aunque no le conocía, ya que si estaba allí sentado sería porque era amigo de algún amigo o de alguna amiga.

Llegó el camarero, también amigo, con un gesto amable, como de costumbre, me preguntó: -¿Qué quieres tomar?, a lo que le respondí: -“Un mohito” de esos que tú preparas tan bien.

Y conversamos, explicamos anécdotas, reímos, así durante toda la reunión.

Yo… miraba y observaba aquel desconocido. Para mí observar es mirar más allá de lo exterior, me quise adentrar sin permiso a su interior. Escuché su voz, observé su voz, cálida.

Y mi sexto sentido me decía: -Míralo bien… obsérvalo. Es alguien especial. Para mi ser especial es ser como no es la mayoría de la gente, es ser eso, especial, es tener “algo” que casi nadie puede ver.

La noche seguía, las risas, las conversaciones.

Él hablaba y yo… observaba sus gestos. Hubo un momento que me detuve en sus manos, vi que que ellas desprendían luz, calor, amor. Ese amor que no tiene ego, ese amor que sana como la medicina.

El camarero volvió, mi “mohito” se terminó y pedí otro más.

No sé si era el “mohito”, si era la noche otoñal que a mí me parecía primaveral, o si era él con su tibieza de espíritu, o si era su mirada cada vez que me miraba, no sé… pero sentía que esa noche era especial, es decir que esa noche, me parecía que iba a ir más allá de una simple noche.

Ellos y ellas se fueron marchando, y yo que no me quería ir. Y él frente a mí sentado.

Miré al cielo, la luna estaba en su plenitud. El cielo, cuajado de estrellas.

Tenía la excusa de que acababa de pedir otro “mohito” que bebí con pequeños sorbos, para que durara más tiempo.

-¿Os venís o qué? Nos dijeron los últimos en marcharse. A lo que él respondió: -Nos quedamos para terminar nuestros vasos. Después se bebió el último resto de su vaso. Y pensé: -¡Vaya, otro que se va!, menos mal que el camarero es amigo mío, por lo menos no me quedo sola.

Él se levantó y fue al interior del bar, de vuelta traía en cada una de sus manos dos “mohitos”. Seguimos hablando, intentando conocernos algo más.

Al rato, el camarero se acercó y nos dijo: -Lo siento, pero… es que… tengo que cerrar. Yo me bebí lo que me quedaba del “mohito”, y le dije: - ¿Y tú? ¿Te bebes el “mohito” o lo dejas aquí? –nos tenemos que ir. –Me contestó: -Espera, ahora te lo digo, cuando me beba el “mohito” y de un trago se bebió más de medio vaso que aún le quedaba. Pensé: -Como este tenga mala bebida, me voy del tirón. –Como me empiece a contar penas, lo dejo “tirao”. Y como se ponga “pesao” no se imagina lo que le espera.

-Ya, Ya te lo puedo decir, me dijo. -¿El qué? –le pregunté. A lo que me respondió: -Que me he bebido el mohito, que podemos seguir hablando si quieres, ¡ah¡ que no te preocupes, que no tengo mala bebida, ni te voy a contar penas, ni soy un “pesao”. -¡Vaya! Parece que este me ha leído el pensamiento, -pensé.

Caminamos hacia la playa, estaba desierta, me quité los zapatos para sentir bajo mis píes la fresca arena. Nos sentamos a la orilla del mar, miramos las olas. Pensé: -Las personas son como las olas, vienen y se van. Pensé en él, aquel que estuvo en aquel mismo sitio de la playa junto a mí en una noche de verano, han pasado años y me parece que su recuerdo es como un fantasma pegado a mí. Ensimismada en mis recuerdos, me olvidé de aquel desconocido que estaba a mi lado.

El desconocido mirándome, me dijo: -El amor siempre está, sólo que a veces cambia de lugar o de persona.

Mi mente volvió a la realidad, además… yo quería vivir el presente, olvidar lo que fue y ya no es. Me centré en ese momento, en mí, en aquel hombre sentado junto a mí, que se había cruzado en mi camino presente.

Cerré los ojos para concentrarme en olvidar el pasado y al abrirlos… vi que en su mirada estaban las mismas “chispas” de aquel que se fue y no volvió. Vi la misma sonrisa que hace años vi en aquél hace mucho tiempo.

Sus manos, las de él, rozaron mis mejillas, y… me parecieron aquellas manos que se perdieron en el tiempo. Un beso se posó en sus labios y los míos y recordé aquel beso que no tenía freno, aquel beso que era del que se marchó de mí.

Me dejé llevar por aquel beso, aquel momento presente. Aquel beso, seguidos de caricias. Y no puede evitar pensar y sentir… -la misma forma de besar, las mismas caricias, las mismas chispas en los ojos, la misma playa, la misma luna, y yo… que seguía siendo la misma, pero él no era el mismo que hace años se fue y no volvió.

Las manos de él… se deslizaban por mi cintura, justo en el centro de las caricias que él más deseaba, que estaban más arriba y más debajo de mi cintura.

Mis manos acariciaban su varonil pecho, bajo ellas sentía a su corazón acompasado y cada vez más rápido. Nos abrazamos, su corazón y el mío latían juntos, parecían compartir los latidos como si fueran uno.

Nuestros cuerpos se tendieron en la arena, y jugaron a no despegarse  el uno del otro.

No sé si fue el “mohito”, si la noche cálida de otoño que a mí me parecía de primavera, o si era su tibieza de espíritu, o si era su mirada, o si era la evocación de aquel fantasma de mi recuerdo, o si era el amor que a veces cambia de persona. Lo que sí sé es que él, aquel desconocido, me hizo sentir que el otoño de mis años eran primaveras.

Después de nuestro juego, nos desenlazamos, miramos nuestros cuerpos desnudos y miramos la desnudez de nuestras almas. Nos vestimos los cuerpos, pero nuestras almas seguían desnudas y libres. Nuestros corazones ya calmados latían suavemente. Él rodeándome con sus brazos vistió mi alma desnuda y mirándome a los ojos, me dijo: -Me gustaste desde que te vi aparecer, y ahora… me gustas más. –Miró la luna, miró mi cara y tarareó una canción, la misma canción que me tarareó aquel que se fue y no volvió.

Yo le miré, le besé y le pregunté: -¿Por qué existen las casualidades? –Nada es casual mujer, todo es causa y efecto, -me respondió. -¿Qué causa y qué efecto? -Dije yo. Él me respondió sonriente: -La causa eres tú, el efecto soy yo. Sin causa no hay efecto, y viceversa.

Él me acompañó hasta mi casa, nos despedimos con un beso (pero este con freno), intercambiamos los números de teléfono y nos dijimos adiós.

Entré en mi casa, me miré en el espejo y vi en él reflejada esa misma cara que tenía hace años cuando aquel antes de irse estaba junto a mí.

-¿Qué me ha pasado esta noche? –pensé. No quiero pensar, prefiero dormir, quizá todo haya sido un sueño… mañana será otro día.

Y así fue, desperté y todo… había sido un sueño, dulce, pero un sueño.

Esa misma noche me iba a reunir con ellos, amistades mías con las que comparto charlas y risas.

Salí de casa, llegando algo más tarde de la hora prevista. Me reuní con mis amistades, me senté en una silla vacía, frente a mí un desconocido, él me miraba, yo lo miraba. Yo a él ya lo conocía en mis sueños. -¿Y él, me reconocería?

Todos se fueron, quedándonos solos él y yo. La misma gente, los mismos “mohitos”, el bar que cerró, nosotros que nos fuimos a pasear y llegamos hasta la misma playa, con la misma luna, la misma arena fresca bajo mis píes, los mismos besos, las mismas caricias, todo era igual a lo que soñé, me pregunté: -¿Estaré soñando otra vez?

Él me mirándome a los ojos me dijo: -La casualidad no existe, todo es causa y efecto. Tú eres la causa, yo soy el efecto.

Y de vuelta a mi casa, ese último beso… y pensé…-No quiero pensar, mañana será otro día.

Al día siguiente un mensaje en mi “móvil” que parecía ser la prueba de que lo que pasó no era un sueño, y decía: -Tú eres mi causa, yo soy tu efecto. Me gustaste desde que te vi, ahora… me gustas más. Te quiero volver a ver. De lo que pasó anoche no le echemos la culpa ni a la noche, ni a los “mohitos”, ni a “ná”, te quiero volver a ver y sé que tú a mí, también.

A aquella noche de otoño le siguieron muchas noches y muchos otoños. Y aquel desconocido ahora duerme conmigo. A pesar de que nuestros cuerpos ya no tienen la fuerza de cuando nos conocimos, aún, de vez en cuando seguimos jugando a entrelazar y a no despegar nuestros cuerpos, preferimos hacerlo delante de nuestra chimenea, en la cocina, o en cualquier parte de la intimidad de nuestro hogar. El amor cambió de lugar y persona,  el amor se hizo presente y real, y aún hoy me repite aquello que me dijo hace ya muchos años, me gustaste desde que te vi y ahora me gustas más. Con él comprendí que lo que empieza siendo un sueño, si lo crees acaba siendo real.
 

                                                                                         Fina martín

 

 

Misión hacia el mundo oscuro

 

Ví bajar del cielo una ráfaga de luz que se posó frente a mí transformándose en ángel. Me dijo:-Tengo una misión para ti, no me preguntes el porqué. Cuando la realices lo sabrás. Tienes que ir a un sitio peligroso, quiero que lo sepas. Por arma llevarás el amor. Si no sientes miedo vencerás al reino de la oscuridad. Tienes que entrar en el mismo infierno y salvar a un alma desesperada y perdida. Te lo repito, tu arma será el amor, la clave está en no tener miedo. Si sientes temor no podrás salir de allí y quedarás atrapada en ese lugar.

Creí que el infierno estaría en un lugar perdido en otra dimensión y en otro mundo que no era este. Me equivoqué, el infierno, el mundo de las tinieblas me era conocido y cercano, porque el infierno estaba en este mismo mundo.

Respiré profundamente, cerré los ojos y al abrirlos ya estaba en aquel submundo. Vi imágenes espantosas, había almas que ni siquiera sabían que estaban allí, había cuerpos ensangrentados mientras otros los miraban y se reían. Orgías donde la sexualidad dejaba de ser sublime y sagrada y pasaba a ser a lo más vil, sucio y violento. Mujeres de cuerpos espectaculares sin corazón, en su lugar tenían dentro de sus generosos pechos un negro, arisco y devorador cuervo. Vi niños y niñas victimas de ese sucio sexo, les decían sus verdugos que lo que hacían era jugar a ser mayores. Vicio, corrupción, violencia, oscuridad dentro de aquella especie de túnel lleno de habitaciones mugrientas, apestando a maldad. Allí no existían los colores, porque la luz no entraba y no podía reflejarse en la materia. En cada habitación había un horror, y una degeneración del ser humano. Casi llegué a sentir miedo, cuando algunas de aquellas almas se me acercaban y me querían llevar a que participara en sus juegos, sacaba mi arma no destructiva de mi corazón. Entonces aquellas almas miserables huían de mí. El amor les daba miedo, incluso llegué a sentir compasión por aquellos seres sin luz. De pronto vi a quien vine a buscar. Me puse delante de él, pero no me reconoció, ni siquiera me vio. Parecía poseído por una fuerza maléfica. Yo insistía, y él seguía sin verme. Vi pasar imágenes de toda su vida en mi mente. Lo vi ensangrentado, tirado en el suelo, peleando con aquellos seres sin alma, lo vi esposado, encarcelado, llorando, desesperado, desahuciado, inerte, con su vida pendiente de un hilo, derrotado, desorientado, perdido, también lo vi con esas mujeres sin corazón y  riendo las gracias a esos seres sin luz. Al terminar de ver pasar su vida delante de mí, se dio cuenta de que yo estaba allí. De pronto la ráfaga de luz convertida en estrella luminosa asomaba sus rayos al final de aquel oscuro túnel. Una voz que solo yo oía, me dijo sigue la luz, tienes que volver.

El alma que fui a buscar se quedó allí, parecía como si hubiera recobrado la conciencia de aquel lugar. En su mirada vi que se alegraba de que yo me marchara de aquel lugar.

En la salida me esperaba el ser de luz. Me dijo has vencido al reino de las tinieblas, sé que al final él te vio.

Pensé… de que sirve todo esto,  si aquella alma que si tenía alma seguía aún allí, dentro de esa zona oscura, el ser de luz me respondió: -El entra y sale. Tú has entrado para hacer que él no vuelva más a entrar, le has mostrado que se puede ser valiente y desafiar a la oscuridad. ¿Por qué yo?, ¿por qué me elegiste a mí? Le pregunté. Porque tu alma esta llena de luz, porque eres como una flor de loto que puede crecer, vivir en el agua podrida y no contaminarse, me respondió.

Me sentía aturdida, cansada, sin ganas de pensar, de camino a mi descanso  vi aparecer a él vestido de blanco, radiante. Se dirigía hacia mí, con algo entre sus manos. Me preguntó: ¿Cómo estás? ¿Estás bien? Yo le respondí me siento como una pila descargada y agotada, casi sin energía, necesito descansar. ¿Cómo has sido capaz de ir al infierno por mí? No tengo fuerzas ni para hablar, todo está bien, que todo está bien. Ni siquiera sé porqué lo he hecho, si ha sido por ti, o por mi, solo sé que lo tenía que hacer. Me entregó lo que llevaba entre sus manos, era un ramo, pero aquellas flores no parecían flores, era un ramillete luminoso de estrellas de colores. Es para ti me dijo. -¿De donde has sacado este ramo? Parece un ramo de bengalas de colores, le dije yo. Este ramo no existe en este mundo, fui a por él para darte las gracias. Este ramo es del mundo de la luz. Al coger el luminoso ramo se empezó a recargar mi agotada energía. Nos miramos, nos abrazamos y en ese mismo momento en el cielo aparecieron millones de estrellas de colores que parecían fuegos artificiales en una noche de feria.

 

                                                                   Fina Martín

 

 

Hoy no se que me pasa, solo se que me pasa algo.

Me has preguntado: ¿Estás bien?, y… yo… te respondo…si, estoy bien porque estoy viva, como, ando, duermo y todas esas cosas que hacemos los vivos. Pero… en mi interior hay ese algo, que me huele a nardos, que está  atrapado como un cadáver en un ataúd, ese algo llora en silencio como un niño que le han hecho daño, que juega al escondite con su pena, para que nadie lo sepa, porque se siente culpable y cree que ha provocado ese daño. ¡Ay! Ese algo cuando nadie lo ve aparece, ese algo no me preguntes lo que es, solo te digo:-Hijo, yo estoy muy lúgubre pero no te preocupes que estoy bien. Y por de pronto un tema me llega a mi mente mareada, me dice que baje más abajo, ahí donde reside el corazón, que espante el dolor, que invente palabras nuevas, sentimientos nuevos, que ahuyente a ese algo que me hace hoy sentirme lúgubre. El corazón también piensa, piensa con sentimientos, y me dice, estoy aquí contigo pase lo que pase, porque yo te entiendo, porque yo… también estoy hoy muy lúgubre. Escucha mis latidos, que te calmaran como a un niño asustado que duerme en el regazo de una madre. Y De repente paso a otro tema… que me traiga luz, esa luz que hay en el cielo cuando el sol se pone con tonos rosados y malvas, empiezo a oler a mar, y mi corazón y yo nos llenamos de azul, y nos envuelve en un suave velo de tul y ya dejo de sentirme lúgubre por un momento, pero dentro de mi, desde mi corazón hasta mi garganta en este sábado que parece de semana santa, hay un calor que me abrasa como un volcán, el aliento me sabe a ceniza el aire me parece una hoguera en llamas, tan sólo el agua atravesando mi garganta me alivia. Cierro los ojos para engañar a mi mente y visualizo una gran tormenta que me empape y me cale hasta el alma, deseo quedarme dormida para soñar que mi cuerpo lo arrastra una corriente de agua cristalina, para llegar a una catarata donde el agua parece diamantina porque los rayos de un tibio sol traspasa las moléculas de agua. Hijo, no me preguntes que quiere decir lúgubre, yo te digo porque me siento así,  me siento quemándome en una lumbre, huelo a podredumbre, sin hambre, sin aire, el oxigeno parece tener herrumbre. ¡Hay! No sé que me pasa, sólo sé que me pasa algo. Padremadre que estas en el cielo quítame esta pesadumbre.

 

                                                 Fina Martín

  

 

YA SE LO DIGO YO MAÑANA...

Ya se lo digo yo mañana… a ella… esa con ojos de bonito color azul… pero ese color deja de ser bonito cuando esconden esa mirada… tan… dura… quizá lo que le haga falta es una buena APOYADURA, que la reblandezca un poco… que amanse su lengua viperina e inquisidora… hay quien se queja de la inquisición, pero sus palabras son inquisidoras, ¿qué trauma infantil habrá dentro de su niña interior? Me pregunto yo… no sé… la verdad es que no vale la pena decírselo… sus oídos solo le gusta escucharse a sí misma, recreándose en su vocalización…. Piensa mientras habla escuchándose… -Bien, buena vocalización, hay quien cecea y quien sesea… pero yo no… yo hablo y además vocalizo… para eso me he leído los mejores libros de los mejores autores.

Mejor ni se lo digo… que más me da lo que una lengua, una mente o una mujer malfollada diga o calle… siento compasión… quizá sea por… algo que le duele y retuerce en las mismas entrañas, quizá porque critica a otras mujeres, no soporta que hayan otras que sean más putas, y sobre todo más bonitas… que ella. Esa malaleche que está agriada quizá es por falta de esa sustancia lechosa llamada semen. El semen principio de vida, semilla de Dios… ella sólo es  o fue un útero engendrador de semillas… quizá le hubiera gustado ser semilla y no macetero.

Y como dice el dicho… Macetero a tus macetas… y en mi reino no hay esa clase de flores raras.

 

                                           Fina Martín

 

 

DAME SÓLO TRES MINUTOS

Dame tan sólo tres minutos… para dar tres razones…

O motivos, o quizás… intuiciones.

El primer minuto, o motivo, o razón, o intuición

es que  a veces… veo un algo que me parece raro.

Que es como una nube gris opaca o como un nublado  humo.

El segundo minuto, o motivo, o razón, o intuición

es que yo no quiero formar parte de ese algo tan raro.

El tercer minuto, o motivo, o razón, o intuición

es que a mí me gusta que la nube sea de azul color,

y el aire me gusta respirarlo puro y limpio.

Quizás no me hayas comprendido…

Tal vez, si ha sido así… pero te harás el desentendido.

Sólo se que lo que importa es lo que yo soy.

                                           Fina Martín Pozo

 

 

La palabra, sí… lo sé… un tema

 

La palabra que más me (fascina….). Es… DISCERNIMIENTO, sin llegar a confundirla con juicio. Porque para juzgar ya están los jueces, que para eso cobran su nómina… para trabajar juzgando.

Discernir entre lo bueno o lo menos bueno, entre la baja frecuencia y la alta frecuencia, entre lo que deseo y no deseo, entre lo que me hace sentir bien y lo que no, entre lo que me perjudica y lo que no. Esta palabra discernimiento, (acto de discernir) me hace recordar mi libre albedrío, mi poder de elección. De embarcarme o no, de acostarme o levantarme, de caminar o detenerme, de moverme o permanecer quieta, de acertar o equivocarme, de avanzar o detenerme, de luchar o rendirme, de hablar o callar, de vestirme o desnudarme, de resguardarme o arriesgarme, de estar despierta o dormirme, etc. De tener nuevas experiencias o no tenerlas. Sin duda de las circunstancias más difíciles o sucesos más dolorosos se aprende mucho. También de los momentos tranquilos y serenos, no haciendo nada se puede aprender muchísimo. Todo depende de la actitud mental con que se experimente cada acontecimiento.

De todas las experiencias, de todas las adversidades o problemas… deduzco que todo eso forma solo UNO, ese uno se convierte en problema o no, en adversidad o no según la SOLUCIÓN que se busque. Sólo hay un problema, sólo hay una solución. El único problema es perder la SERENIDAD y la CALMA. La única solución es sentir PAZ interior. Esa solución no está fuera, está dentro… en el SER INTERIOR de cada persona. Esa paz que tanto falta en el género humano, humanos que construyen para destruir; que aman primero, para después odiar; que ofrecen para engañar, robar o sobornar; que fingen un papel de actor o actriz para manipular a otras personas, etc.

SÍ, lo SÉ… sé muchas cosas que callo, que ni siquiera sé porque las sé. Sin haberlas leído en libros o periódicos, sin que nadie me las haya dicho. Las sé porque existe otro LENGUAJE que no contiene ni tiene palabras. Ese lenguaje, el de las MIRADAS, el de las VOCES calladas, el de los GESTOS espontáneos y no fingidos, el de las MANOS delatoras y traviesas, el de los PENSAMIENTOS no dichos, el del silencio entre palabra y palabra. Ese lenguaje humano UNIVERSAL que no entiende ni distingue entre idiomas. Sí lo sé, conozco ese lenguaje, que delata las palabras que callan, los pensamientos pensados y no expresados, los gestos fingidos y los otros gestos, los no dirigidos.

-¡AH! … - Un TEMA. -¿QUÉ tema era  ese?... –El del que quería ESCRIBIR. ¡VAYA, VAYA…! ¡AQUÍ!… ¡AHORA…! Pues… no me acuerdo del tema que quería escribir. Menos mal que algo he escrito… y no me he quedado en BLANCO. –Claro, que no sé qué es peor…. ¿Quedarse en blanco o quedarse sin BLANCA?... DEPENDE… todo depende… cómo dice la canción. ADEMÁS da igual lo que se escriba, y como dice el refrán… las PALABRAS se las lleva el VIENTO. Lo que importa en esta vida no es lo que se dice o se escriba. Lo VERDADERAMENTE IMPORTANTE son los ACTOS  y ser COHERENTE. Esas ACCIONES… esas que OBSERVA el OJO que TODO lo VE.

Además un mismo escrito leído por varias personas, demuestra el HECHO de que cada una de ellas, INTERPRETARÁ lo LEÍDO según su capacidad mental, circunstancia vital actual o estado anímico, etc.

Y hay otras palabras que también me gustan… porque eso de fascinarme para mí es otra cosa. Me fascina la LUZ, los COLORES, la VIDA (la mía y la ajena), la risa, la imaginación, la inteligencia, la BONDAD, la SINCERIDAD, la CREATIVIDAD no DESTRUCTIVA, la BELLEZA NATURAL y no manipulada o plastificada, la VERDAD, una FLOR o un ÁRBOL, un CIELO o un MAR, el AGUA, el OXIGENO, el AMOR no adulterado, los PÁJAROS volando, los ANIMALES en LIBERTAD, la JUSTICIA JUSTA, los NIÑOS Y NIÑAS jugando juegos de su propia EDAD, el VER como seres CORRUPTOS e INHUMANOS dejan de cometer CRÍMENES, y sobre todo me fascina lo que tanta FALTA hace a este PLANETA llamado TIERRA… la PAZ entre los seres HUMANOS. A partir de la paz, está todo lo demás, todo lo que de verdad importa. Las palabras tienen su alta o baja FRECUENCIA, la paz es una de las PALABRAS con más alta frecuencia vibratoria… deberíamos usarla algo más al escribir, al hablar, en nuestros actos… ya que SOMOS lo que pensamos o escribimos o hablamos, y cómo no… lo que HACEMOS a la LUZ o a… ESCONDIDAS.

 

Fina Martín Pozo

 

 

OTROS TEXTOS

PLEGARIA PARA EL PLANETA TIERRA                                             

 

Si nuestro sufrimiento lo comparáramos con el tamaño del planeta Tierra veríamos cuánto de pequeños son nuestros pesares y cuánto de enorme tiene que ser las tristezas de nuestra madre Tierra, además dejaríamos de ver sólo nuestro sufrimiento y elegiríamos la opción de olvidar nuestra pena ayudando a sanar penas y tristezas de los demás. Al final cuando ves que has aliviado heridas ajenas, te das cuenta de una cosa, que de esa manera también sin darte cuenta has aliviado tu sufrimiento. Porque todos los humanos estamos conectados unos con otros, y lo que le suceda a otra persona de alguna manera también me afecta a mí y a todos los demás. Por eso entre todos nosotros practiquemos la armonía y la paz. Cuando se consiguen esas dos cosas el AMOR viene como añadidura. Recordemos lo insignificantes que somos comparados con nuestro planeta terráqueo. Entre todos los que estamos en ella, pongamos nuestro granito de arena, si fuera así habría millones y millones de granitos y se formaría una gran montaña. Si esto sucediera, esa montaña sería la más BELLA MARAVILLA DEL MUNDO. Además sería una obra anónima, comunitaria, social, nuestro propósito de vida y ya no nos preguntaríamos aquello que dice ¿qué hago yo en este mundo? O la vida no tiene sentido, o en la vida no hay verdadero Amor. Si lo que quieres tener es AMOR, pon tu granito de arena, tan simple como poner en tu mente un pensamiento recordándote que estás pisando una bola gigantesca que vibra, que igual que tú y que yo tiene vida, y dale las gracias por respirar su aire, por bañarte en sus mares, por reclinarte en sus árboles, por oler sus flores. Gran parte de la Tierra está ardiendo en este momento, ella sufre por ella misma y por la pérdida de algunos de sus hijos. Tan solo basta un pensamiento, desde ahora, a la hora que quieras, donde quieras, solo o acompañado. Tan solo demuéstrale que la recuerdas y que la quieres. Solo eso basta para sanar las cicatrices de la madre Tierra que le duele como latigazos en los costados. La mejor medicina para curar no se vende en farmacias, tampoco en herboristerías, la mejor medicina está en nuestro corazón, ya que nos la dio DIOS usémosla para sanar a este planeta, a este mundo, a nuestro prójimo y a nosotros mismos. Dejemos que esa voluntad que es la del PADRE se manifieste en la TIERRA. AMÉN. 

 

Fina Martín Pozo, 11 horas, 25 octubre 2007. NERJA. (Pasa este escrito) gracias.

 

 

“TALLER DE VERANO PARA NIÑOS DISCAPACITADOS”

 

Este taller,  del cual  soy una de las tres monitoras,   debería llamarse “Taller  para comunicarse con el corazón”.

A estos niños, se les llega, se les comprende a través del corazón, una forma de comunicación donde no hacen falta palabras, el lenguaje es de sentimientos, que van más allá de los sentidos físicos, más allá de nuestro “ego”, de creernos ser capacitados olvidándonos de poner nuestro corazón y nuestra alma, para atravesar esa barrera llamada desigualdad.

Hay que estar con ellos para saber lo que quiero decir en estas palabras, porque las palabras se quedan cortas para expresar los sentimientos que  estos seres me transmiten. Estos niños están muy capacitados para enseñar lo que es el amor, porque conocen el lenguaje universal de los sentimientos y saben leer en los corazones, porque ellos… son todo corazón.

Alguna vez he oído, que estas personas eran una carga, que no tendrían que vivir, yo pienso todo lo contrario, si estos niños están aquí es para enseñarnos algo a nosotros los “capacitados”, de ellos podemos aprender lo que es el agradecimiento, el no guardar rencor, que en esta experiencia de vivir, solo hace falta una cosa, estar vivo.

Yo personalmente estoy aprendiendo mucho de ellos, y sobre todo recibiendo amor desinteresado y expontáneo , nunca he recibido tanto agradecimiento ni tanto cariño no adulterado.

Cada uno es un trozo de vida, y eso es lo que te transmiten, ganas de vivir, los hay con más o menos discapacidad psiquíca, otros además también tienen discapacidad física. Ahora no tengo duda de que la peor discapacidad que hay en este mundo es la discapacidad para sentir y dar amor, la discapacidad del alma que algunas personas padecen, y que en silencio también la padecen quienes  están a su alrededor.

Paula, con su cuerpo menudo, me cautivó desde el primer día con su mirada, que sin hablar te lo dice todo, su sonrisa y su alegría contagiosa, con ella he aprendido que no hace falta hablar para conseguir aquello que quieres; solo basta una sonrisa, una mirada, transmitir alegría para recibir la respuesta de que te quieran abrazar y besar.

Jesús, con dificultad en sus movimientos, tampoco habla, pero él te da las gracias si juegas con él, acariciándote la cara y regalándote su inocente sonrisa.

Luis, el niño con más discapacidad y con más sensibilidad para la música, desde su inmovilidad, desde su ceguera, me dice sin hablar, que la vida hay que escucharla, que en el sonido hay matices de colores invisibles, que el sonido es vida, y yo… escucho la vida cuando me mira sin verme y me regala el sonido de sus risas.

Gema y sus ganas de cruzar la frontera con su fantasía para pasar de alumna a monitora, Gema la niña pequeña en un cuerpo de mujer.

Javi con sus demostraciones espontáneas de afecto, abrazos, besos, piropos que te hacen sentir que eres una persona maravillosa. Un día me preguntó, -¿Existe la magia del corazón?, yo le respondí que si, y él me sonrió, porque él utiliza esa magia.

Victor, hermano de Javi, que a mí me tiene desconcertada, a veces pienso que es un niño sin ninguna discapacidad jugando a ser discapacitado; y no solo a mi me desconcierta, también a médicos especialistas que no le encuentran ninguna anomalía psíquica. Lo que sabe es como captar la atención de los demás, a seguir con su “rol” de hermano pequeño y a hacer solo lo que quiere hacer y no lo que le mandan.

Juan Carlos y sus dibujos llenos de fantasías, con niños volando, heróes, muertos que están vivos, el Titanic navegando, su necesidad de dar y recibir afecto, sus delfines de plastilina. Dicen que los delfines son buenos para ayudar a estos niños, quizá estos animales detectan con su inteligencia que estos niños saben agradecer el afecto sincero que se les da y a estos animales marinos no les hace falta el lenguaje humano para llegar a comunicarse con estos niños, ellos también saben el lenguaje del corazón.

Hay dos Joses, el más mayor con síndrome de Dawn muy profundo. Al principio era él y su retraimiento, su sumisión, su no querer molestar ni hacer ruido, su voz callada, luego fué cogiendo confianza, y fué siendo Jose y sus bromas a las monitoras, su cantar por lo bajini, plantar cara a quién lo molesta, el jugar con Jesús para alegrarle, en hacer que Paula le quiera dar besitos, yo diría que lo que tiene Jose es un corazón muy profundo e inteligente que no le gusta molestar y si ayudar.

El otro Jose, que te saluda con un abrazo cariñoso y su pícara sonrisa.

Esta es el principio de la tercera semana, al término del taller, volveré a escribir, y me digo a mi misma, que será después cuando no tenga sus murmullos, sus risas, el cariño que ellos me dan… entonces pensaré… me alegro por haber sido monitora de este taller y trataré de no entristecerme porque se acabó.

Me faltan dos personas que también forman parte de este taller, mis compañeras Pepi y Encarni, dos mujeres estupendas como personas, y que igual que yo se alegran por estar este verano en este taller. Las tres somos como si fuéramos una, la organización no organizada entre nosotras fluye, como si una mano invisible y divina fuera la que ha organiza este taller y nos dice lo que tenemos que hacer en todo momento.

En este libro quiero expresar con mis palabras y con mi modesta forma de escribir mi experiencia con ellos, soy una simple aficionada a la escritura, no os fijéis en la técnica sino en el fondo, este libro es un poco como estos niños, la superficie, la forma no es lo más importante, es el interior y leerlo además de con la mente con el corazón, si eres sensible seguro que te llegará al alma.

Además estás colaborando con estas madres y padres, con esta asociación “AFADINE”, a que estos niños no caigan en el olvido de esta sociedad donde solo importa el exterior y lo superficial, después de leerlo seguro que habrás aprendido algo que antes no sabías o ignorabas, con estos escritos además de apoyar a esta asociación, pretendo hacerte pasar un rato agradable mientras lo lees pues lejos de lo que la mayoría de la gente piensa estos seres transmiten ganas de vivir y alegría.
 

                                    Fina Martín