Tiempos de Málaga

 

Tiempos de Málaga [Arco iris de esperanza] Tamar

Este libro está dedicado a todas aquellas personas que me ayudaron, me amaron, confiaron en mí. También a quines quisieron hundirme. Con todos ellos aprendí. De todos ellos y ellas me nutrí. Cuantas más dificultades, más tesón tengo.
Y especialmente dedicado a mi ex-compañero en la actualidad, que en esos años me ayudó en todo lo que pudo, Juan

Había una inquebrantable luz de caracolas azules, bordeando el abismo de mi ocaso.

Había dorados jilgueros picoteando libros conquistados.

Murmullo de alondras arrullando cercanos labios enamorados.

Palomas cenicientas combatiendo el fragor de un corazón cansado.

Carnaval de miradas acechando.

Encuentro de cuerpos gloriosos de extenuante placer que me arrastraban, que me perdían de nuevo cada vez, hasta sucumbir fuera de todos los ámbitos.

Y renovada lucha era el sobreponer mi cabeza en algún sitio, ubicar abstractas emociones en el centro de un eje itinerante.

Había jungla de sonrisas.

Muchos lenguajes deslizándose entre paredes sin fondo.

Hombres dulces al otro lado de la mesa, desplegando letras, miradas, playas, alabas académicas.

Inolvidables hombres con los que mi cariño ha volado, brujos del saber, que sin saberlo, me alejaron de mi abismo, y sembraron en la arena ardiente de mi caos exaltado, certidumbres sosegadas que me abrazan en los últimos momentos.

Había mujeres de niebla, contoneando su soledad de hembras sin macho.

Y seres sin sexo, desgranando minutos inútiles por su desconocimiento.

[Málaga, 20 de febrero de 1997]

SUR

Sur, rostro de niño inacabado, ajedrez de suspiros, timba de estrellas enmarcando el ritmo a la noche.

Canal de promesas olvidadas, llanuras de semen sangriento, hombres de pálidos muertos.

Sur… Vida, Muerte, Tierra, Vientre, desgarrados gritos ahogándose en el susurro de un silencio de agua…

[22 de enero de 1993]

MUJERES SOLITARIAS

Junto a una mujer solitaria un as de corazones.

Mujeres a la espera… sombrías luciérnagas deslizándose entre rincones sin esperanza.

Mujeres solitarias… Tormentas mudas al son de piernas y miradas.

[Calahonda, 12 de septiembre de 1994]

Túnicas de suspiros hondean el entorno opaco de mujeres ausentes.

En la umbría de sus Montes, nostalgias de concha derramadas en un otoño sin fin.

Vientres, partos, hijos sin retorno sustentan el caos de estrellas apagadas, de abandonadas lunas sin luz.

El día vuelve arrastrando los ojos de las vírgenes, mutilando los celos de los hombres, sumergidos en el bálsamo etéreo de prisiones sonrojadas, donde sólo el contorno rasgado de alguna pasión, puede reptar y llegar a encontrarse.

[Málaga, 9 de noviembre de 1995]

TAMAR

Llevaba la felicidad, como el cabello, descuidada, al ritmo de todos los vientos, enredada en sí misma, fascinada de anhelos.

Armonizaba sus amores como el vaivén de sus caderas, indolentes, lúbricas, vuelos sin fin. Libertad de prisioneros era el jazmín de sus pechos, y un túnel clandestino donde olvidar todos los encuentros…

[19 de diciembre de 1996]

SIEMPRE…

Es una palabra llena de pájaros y de horizontes azules…

Me susurras que me amarás siempre. Me preguntas si yo lo haré.

Pero Siempre es una palabra inalcanzable. Demasiado grande para el surco miserable de nuestras vidas.

Según pasan los años las cicatrices se van haciendo añejas, y entran nuevas heridas que combatir; así pues,

Siempre va desapareciendo de nuestro vocabulario, se trasmuta en un ángel alado con infinitas variaciones de crescendos y finales variopintos.

Siempre, se convierte en un aura nebulosa y prostituta de quehaceres. Nadie cree en ella pero todos la veneramos.

Pero si tú también eres un adicto creyente de la mentira, entonces sí, yo, te amaré Siempre.

[24 de febrero de 1997]

Prendido se queda el tiempo

Prendido se queda el TIEMPO en las pestañas del MIMO, aleteo de crisálidas revolotean sobre su boca de luciérnaga.

Abanicos de Arco Iris son sus ropas de estampa.

Y anclado permanece como esfinge ingrávida, abandonado al Caos infinito de sus Soledad.

[Torremolinos, 7 de diciembre de 1998]

Me demoro

Me demoro como gata perezosa entre cerrados bares y copas vacías.

Es demasiado pronto para el jolgorio del sábado noche. Pero yo paseo, ingrávida, con el ansia de un martín bien servido.

Por fin encuentro un local fino, reluciente decorado, presentación esmerada, alienadas guirnaldas.

Tres rosas de mujeres se afanan en limpiar, organizar, deslumbrar… entre el aburrimiento de un trabajo conocido. Maquillaje perfecto, labios enmarcados, repetidas miradas de establecimiento.

Me demoro en busca de… no sé qué, qué sé yo… un hombre… una sombra… Algo Diferente… (¿?) Me demoro… inútilmente aplazado el encuentro de Málaga, de la vida en sí, del hastío agazapado en el corazón, de un vacío minúsculo y expectante.

[Nerja, 28 de enero de 2000]