Textos de los participantes en el I Encuentro literario musical
EN UN LUGAR DEL FUTURO
En un punto o lugar del cercano futuro, de cuyo nombre por razones obvias no puedo acordarme, apareció, víctima de un accidente espacio temporal, provocado por las todavía primitivas máquinas del tiempo, uno de los tantos personajes que creíamos de ficción, pero que resultó ser tan real como la estrella que nos alumbra, un personaje que, ya en la época que le tocó vivir, se encontraba un tanto marginado entre sus contemporáneos pues, negándose a padecer un presente que sentía lleno de injusticias, decidió abandonar la comodidad de su hogar para recorrer el mundo intentando subsanarlas.
Fue a caer este pobre hombre a principios del siglo XXI. Le acompañaban su escudero Sancho, su jamelgo Rocinante y el estoico Rucio, que a Sancho cargaba sobre su lomo.
Tras una semana deambulando por los campos, arribaron todos ellos a una gran ciudad, y he aqui algunos diálogos y aventuras que vivieron:
“Sin duda, amigo Sancho, todo esto es artificio y traza de los malignos hechiceros que me persiguen. Mira a que sitio tan triste nos han traído, que el mismo infierno parece: mira el semblante de esos hombres, sin un gesto, sin una sonrisa que denote que tienen alma, por eso será que llevan al cuello una soga atada, como presagio de su condena.”
“No, mi señor, he observado que a la soga la llaman corbata y la tienen por símbolo de nobleza, pues quienes la portan son aquellos que no viven de su sudor, sino del ajeno.”
“Extraña costumbre que no hace sino confirmar mis sospechas. Observa esas altas torres que no es posible haya construido ser humano alguno, y esas luces que brillan sin que ningún fuego las alimente, y esos niños hechizados, que el que no ataca o vocifera a sus padres está bajo el poder de esos extraños artilugios que portan en sus manos, del que no separan la vista durante horas, mientras los golpean con los dedos como llamando a una puerta que no puede llevarles sino a la necedad o a la locura”.
“Todo esto es tan contra natura que no puede ser sino venganza de Fristón, ofendido y envidioso por los entuertos que deshice y las injusticias que reparé.”
“Mas lo peor es sin duda esas ruidosas bestias de metal que ensucian el aire con venenosos humos mientras galopan, todas entre ellas mismas entreveradas, y los pobres condenados que dentro padecen su cautiverio. En esto apreciarás la crueldad a que pueden llegar magos y hechiceros cuando se sienten ofendidos en su vil arrogancia.”
“Y mira aquellos follones y malandrines, que con estruendosos pitidos se plantan en medio de las bestias de metal y fingen dirigirlas, cuando no hacen sino enturbiar más el ánimo de los pobres condenados que van dentro. Oh, Sancho amigo, grandes maldades debieron cometer para merecer tan cruel castigo. Por mi fe que en el mismo averno estamos.”
“Mas también pudiera ser, reflexionó Don Quijote, puesto que cautivos somos todos del malvado Fristón, que sean buenas gentes condenadas sin más delito que la mala fortuna de haberse cruzado en el camino de tan vil encantador. Liberémoslos, Sancho, y rompiendo su maleficio podremos tal vez liberarnos nosotros, haciendo de paso el bien suficiente para que hoy sea un dia digno de un buen caballero andante y su fiel escudero, que eres tú Sancho, aunque a veces no parezcas apreciar la dignidad de tu oficio”.
“Mire vuesa merced que por la velocidad endiablada a la que van, varios corceles deben llevar dentro tan extrañas criaturas, y no será menester ponerse en su camino, no vaya vuesa merced a sufrir accidente semejante al de los molinos . . . “
“Calla, Sancho, que este es el día en que se ha de ver el bien que me tiene guardada mi suerte y se ha de demostrar el valor de mi brazo, que nunca fue el miedo compañero de ningún caballero andante”.
Y diciendo esto arremetió Don Quijote con tal fuerza contra un Nissan Primera que circulaba por la plaza, que a duras penas pudo el conductor evitarle. Pero menos suerte tuvo un Mercedes que venía a continuación, pues enristrando Don Quijote su lanza, tomó la estrella de la marca como punto de mira y fue como alma que lleva el diablo a encajar su lanza y su cabeza en el parabrisas del automóvil cuyo aterrorizado conductor, a punto de caer inconsciente, acertó a preguntar:
“¿Esto es de alguna película que están rodando?”
“¿Película, decís, incauto, ¿qué es eso? ¿sinónimo de encantamiento o hechicería? Dejad de hablar y corred para recobrar la libertad que injustamente os fue arrebatada, que yo os defenderé de los esbirros de Fristón.”
Desmontado del pobre Rocinante, que una vez más había pagado las consecuencias del ímpetu de su amo, saltaba Don Quijote de lado a lado del automóvil empuñando la espada y pinchando y cortando con ella a los airbags que se iban desplegando uno a uno, mientras gritaba:
“De nada te servirán tus malas artes, Fristón, que por muchos odres o vejigas de carnero que pongas en mi camino, he de liberar a este condenado y con ello romperé el maleficio que a esta extraña tierra me tiene atado”.
En esto estaba cuando fueron llegando ambulancias y coches policiales hasta rodear la rocambolesca escena que nuestro incomprendido Caballero de la Triste Figura había creado.
Media hora después ya se encontraba el pobre Sancho declarando en una comisaría sin comprender la mitad de las preguntas que le hacían, e intentando explicar que nada malo pretendía su señor, sino liberar a los cautivos de las endiabladas criaturas.
Don Quijote, ya internado a las pocas horas en un centro psiquiátrico, no dejaba de vociferar:
“Vente a mi, Fristón, que un caballero solo soy, y de solo a solo quiero probar tus fuerzas y quitarte la vida en pena de la que das a todos estos pobres cautivos. ¿Crees poder engañarme vistiendo de blanco inmaculado, cual si ángeles celestiales fueran, a éstos, tus malditos esbirros?”
Nekovidal 2010 – nekovidal@arteslibres.net
Homenaje a Don Quijote
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en metad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre; porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!"
He elegido este trozo de tan afamado libro, ya que mantiene la vigencia de uno de los valores tan caros al ser humano como es, el de la libertad.
Lamentablemente, muchos son los seres humanos que la pierden aun cuando no sea físicamente, si en conciencia, por querer acceder a bienes materiales que no están a su alcance. Para ello se embargan en pequeñas pérdidas de libertad que llevadas a la máxima expresión, atan a las personas a trabajos obligados y esclavitudes de todo género, y terminan siendo las cárceles privadas donde se sacrifica la libertad en los altares de la vida moderna y "confortable".
Quizá todo parte de los valores equivocados con los que hemos transitado nuestras vidas, quizá antes de firmar la primera letra deberíamos haber pasado por el cedazo de la razón, ¿lo que estábamos haciendo era lo que realmente queríamos?
Este cedazo debería ser solo la respuesta a unas pocas preguntas, ¿es necesario? si no lo es, todo está resuelto, pero la necesidad también tiene muchas facetas, en ese caso las preguntas se sucederían: ¿para qué? ¿qué me aporta? ¿qué me soluciona? ¿seré mejor persona? ¿me sentiré mas feliz? ¡Ay, mis amigos! En nombre de la libertad nunca firméis esa primera letra para obtener un bien material, nada, nada de lo que podáis obtener de ello, será equiparable a levantarse cada mañana pensando en qué ocupar el día, si en caminar por la sierra o nadar en el mar, si charlar interminables horas con una amig@, o escuchar la música que nos apetezca o si solamente dedicarlo a amar o tal vez a enseñar . . . porque cada uno de nosotros lleva encerrada en su alma toda la sabiduría que nos da la vida . . . de como queremos vivir y luego, la vida misma nos hace una zancadilla, generalmente de la mano de lo que se llama posesión, y nos va coartando día a día el bien más preciado del ser humano que no es otro mas que la libertad.
Alicia Gaona
Se ha llamado al Quijote la primera novela moderna y quizá, su prosa, pertenece a ese tiempo. Sus ideas, en cambio, son eternas…tan eternas como pueda serlo el ser humano. Quien no haya disfrutado leyéndolo, quién no se haya sentido elevado con los planteamientos del caballero, enternecido con la sencillez del escudero, no ha captado la profunda humanidad del relato, en el que la lucha perpetua del hombre, entre la carne perecedera y sus anhelos eternos, se reflejan en la ternura exquisita del discurso, sin caer en la sumisa complacencia.
No pretendía Cervantes acabar con las novelas de caballerías, como afirman algunos, sino restablecerlas en su esencia, desnudando de cursilería el romanticismo de sus planteamientos. Se guía don Quijote, en sus cuitas, por su conciencia individual, la que subyace al fondo de la humanidad, desterrando pleitesías a reyes, iglesias, justicias o gobiernos, si estos fueran contrarios a sus convicciones.
Traducido a más de cien lenguas, no pierde en ellas calidad su discurso, pues no es la prosa - aunque también- lo que hace de esta obra un valor universal, sino su espíritu.
Murió Alonso Quijano, murió Sancho Panza y murió don Miguel, pero don Quijote no morirá, pues forma parte de nuestra genética básica, esa que nos ayuda a superarnos cada día, a ser, en cada generación, más humanos.
Diego Pérez Sánchez
Evocando a Cervantes en el día del libro
Era preciso desencantar a la sin par Dulcinea. El mesmo don Quijote teníe muchas dubdas de que anssi fuesse y sobre el estado en que se hallaría.
En medio del revuelo que se armó en esas circunstancias dixo don Quijote: sabed vuestras mercedes que mi amantísima señora, dechado de singular simpatía y belleza y por la que soy arrastrado a recorrer inhóspitos territorios y países cuantos haya menester por escrutar su paradero atravesando castillos, calles y plaças por hallarla viva, e buscando de camino un médico que la levantase del postrado estado en que se encontraría imponiéndole las manos o administrándole algún ungüento milagroso que le hiciese volver en sí y anssí vivir feliz soñando en grandes venturas.
Sancho que está escuchando las proposiciones y agudos argumentos de su amo rascándose el cogote le dice apresurado: querido don Quijote, non sé commo fazer para solventar questa inquisitoria por su parte para satisfacer vuestras ansias de restablecer de esa guisa lo anterior y tornar al estado primigenio olvidando todo lo acaecido y mostrando anssí una fuerza suficiente para que honestamente salga a la luz todo el embrollo asaz contenta e segura porfiando por una auténtica libertad y sigamos en la travesía como antes lo veníamos faciendo y lo ficieron nuestros ancestros.
Todos los avatares se ficieron a la luz de la luna no sabiendo la estoria verídica de lo que aconteció tanto a ella como a los acompañantes, pues fueron sorprendidos en pleno bosque perdiéndose entre las malezas y la espesura que por allí reinaba raptando a Dulcinea en un pis pas, que por ser bien criada y de familia de alto abolengo no respiró y permitió sin resistencia ni quejidos que la atasen de pies y manos y se la llevasen de esa guisa sin grandes alharacas ni sollozos como si fuesse socorrida por aquellos malvados melindres.
A ciencia cierta que la escondieron en algún refugio de los que ellos frecuentan día y noche pero de todas formas un sitio desconocido ubicado en alguna facienda del espeso bosque, porque ella con mucho sigilo non quiso inmiscuir a los demás en aquella mala faena. No obstante ella fazía lo indecible por no dexarse abrazar por ellos, pero les había prometido que si la entregaban a su señor sana y salva no diría nada en su contra dellos. Las huestes que les seguían los pasos entraron en la facienda con los criados que les acompañaban, sus fijos y algunos ricos omnes e hidalgos que por allí cazaban, e dixeron al jefe del grupo de viva voz: soltad cuanto antes a Dulcinea, cobardes, porque corréis el riesgo de ser atacados por nuestras mesnadas, al frente de las cuales vendrá el inmortal e insigne caballero andante don Quijote, grant conocedor de los mayores subterfugios habidos y por haber, vencedor de mil batallas, que donde pisa no vuelve a nacer la hierba, y en consecuencia será irremediablemente buscada y hallada para vuestra perdición.
Alguien apuntó sotto voce fasta llegar a oídos del jefe de los bandidos que el que los arrasaría sería el propio prometido y enamorado de Dulcinea y lo más probable es que incendiase sus posesiones y aniquilaría todo cuanto poseyesen esquilmando las tierras como nunca jamás habían imaginado. Ante tanta presión y buen aprovisionamiento de los enemigos ellos contestaron que sólo querían agasajarla y ofrecerle parabienes y buscarle un lugar seguro donde las fieras del bosque no la devorasen ni algún desaprensivo le causase daño alguno.
Oído lo cual, finalmente don Quijote dixo: ¿quién sodes vos, caballero, e qué habéis venido a buscar en estos pagos que tan ingratamente los estáis tratando. Pensad que yo vivo plácidamente conforme a la ley y me dedico a hacer el bien a los necesitados y no puedo consentir tales desmanes, sea quien fuere la víctima.
Toda la comitiva desplegaron velas y comenzaron a desentrañar la sua ruta por do habían huido con la doncella, pero no husmeaban ni la más mínima huella de semejantes forajidos. Entonces en la lacería que padecerían y en la angostura de la senda por aquellos andurriales, allí se expresaron anssí: qué breve y diminuta es la estancia acompañada de bienaventuranza y felicidad en este oscuro mundo. E reflexionaron sobre los deleytes de la vida que ha sabor el ánima y continuaron preguntándose ¿cómmo sucede esto agora tan ominoso y forte que transporta al ánima a la pena perdurable?
Al cabo de un lapso de tiempo se oyó el rebuzno de un asno, lo que no quiere decir que cualquier omne tenga por dulce y atractivo algo que es desagradable y estridente llevando un dulzor que se convierte in ipso facto en grant amargura, porque el borrico andaba suelto y lejos de la mirada de su amo al haberse escapado de los dominios de Sancho, que habiéndose quedado dormido aflojó el ronzal y el animal puso tierra de por medio. Pero la cosa no quedaba ahí porque los rebuznos que se oían cerca eran del propio Sancho imitando al jumento como reclamo a ver si tornaba a su redil, a manos de su amo, que se hallaba en una profunda depresión, pues andaba con los calzones caídos y descalzo por las rocas de tanto trotar por aquellos cerros luchando con rebaños de ovejas que se interponían a su paso.
Mientras tanto don Quijote estaba arengando a unos molinos de viento que por allí se movían amenazándoles de muerte, que serían pasados a sangre y fuego si no obedecían sus órdenes, pues consideraba que eran cómplices y peligrosos enemigos, que tal vez, a su modesto entender, serían los verdaderos raptores de su amada señora, y no los pusilánimes vasallos que se escondieron en los refugios de la intrincada montaña.
Ante el temor a que el caballero andante ficiesse una de las suyas, según acostumbraba y temblase el orbe, se fueron amansando y ablandaron sus corazones y dicho y hecho, y al momento apareció Dulcinea ante los ojos del caballero enamorado y la concurrencia más radiante y bella si cabe que antes de su cautiverio.
A parecer la alimentaron con pócimas elaboradas con hierbas extraídas del mismo bosque, que la fizo despertar del encantamiento siendo la envidia de todos los presentes luciendo más que el astro rey.
Y para olvidar todo estos tejemanejes y trapisondas de martirio al que se vieron sometidos, una vez recuperado el asno Sancho, apresuróse a que preparasen unas buenas viandas, empezando por salpicón y queso manchego, brindando con un buen vino de la tierra por el feliz desenlace después de toda esta rocambolesca y disparatada tramoya.
José Guerrero Ruiz
Espero que vuestras Mercedes con su gran inteligencia e infinita indulgencia sepan perdonar que mi texto pueda estar fuera de contexto
Lo que no estará ,espero, sera fuera de lugar.
DE COMO AL TOBOSO FUÍ
DE LO QUE ALLÍ ENCONTRÉ, DE LO QUE ALLÍ PERDÍ
Nos conocimos en Toledo. Fue en el transcurso de un almuerzo de trabajo, de algún encuentro de turismo con más de 100 comensales.
Estamos en una cava de cuyo nombre no me quiero acordar, porque tenía en la puerta un azulejo diciendo que Cela había visitado el lugar.
Por protocolo o por puro azar, el caso es que nos sentamos frente a frente, bueno él una silla más a la izquierda que la mía al otro lado de la larga mesa.
Se llamaba Jose Ángel, era del Toboso y tenía unos 47 años.
Ocurrió esa extraña magia que describen algunos libros o que se ve en la pastelosas películas rosa:
“Parecía como si nos conociéramos de toda la vida”
La conversación fue fluida y amena, con coincidencias en ideas políticas, de desarrollo sostenible, de promoción y venta, hasta en los chistes...
Fue asombroso, y no era la típica adulación pedante al cargo público, era una conversación sincera.
Por cierto no recuerdo si era político, técnico, o político técnico.
Nos volvimos a ver el año siguiente en FITUR, esa macro feria de turismo que te permite dar la vuelta del mundo sin salir de Madrid.
Fue durante las jornadas profesionales, un brindis rápido en el bar de Castilla la Mancha, con buen vino y buen queso. Un encuentro fugaz.
“-Te tengo que dejar que dejar que hay mucha gente que atender.
-Si yo también me voy, a ver como van las cosas en nuestro puesto y en cuanto puedo me escabullo, que no me gusta tanto barullo”
Movimiento de cabeza, levantamiento de cejas de asentimiento y sonrisa medio ladeada.
-¡Ya nos veremos Señora Diputada!
-No me llames así que no me gusta nada.
-Esta bien pues, siempre a sus
pies, Señora Martínez.”
En Abril, para el 23, nos invitó a ir al Toboso, para un acto en la casa Museo de Dulcinea.
Por compromisos previos del patronato e turismo de Granada no pudimos asistir. Pero les encargamos a unos ceramistas de Granada que diseñaran y fabricaran una Dulcinea, y se la mandamos.
Hay en el Toboso una Dulcinea
granadina.
En Julio, a la vuelta de una reunión, Manolo Muñoz, director gerente del patronato me comunicó :
“-Se está muriendo, Jose Ángel, le han diagnosticado un cáncer.
-¿Tienes su teléfono?
-Sí.
-Dámelo.”
Lo llamé:
“-Hola Jose Ángel, soy Mari Carmen, de Granada.
¿Sigue en pie esa invitación a visitar tu museo?
Tengo una reunión en la Federación Española de Municipios y Provincias en Madrid, el viernes, podría pasarme por ahí el jueves por la tarde.
¿Te parece bien?
-Claro que sí, me contestó con una voz apagada .ven cuando quieras aquí te espero...
El jueves, me fui, sola, en
coche, a verlo.
Al llegar al Toboso, me sorprendió la llanura de sus calles, la limpieza, ni un papel ,ni una mota de polvo en las altas rejas de las ventanas que bajaban casi hasta el suelo, y el silencio ,el inmenso silencio.
Serian más o menos las cuatro de la tarde.
Pregunté a unos niños que iban en bicicleta por la dirección que me había dado Jose Ángel.
Como iban en bicicleta, echaron delante del coche guiándome .Esto lo recuerdo con mucha nitidez.
Llamé a la puerta, nadie
contestó nadie, nadie abrió. “Mala hora pensé yo, la siesta o tal vez haya
empeorado y esté ingresado”
Decidí que visitaría el museo para hacer tiempo. Le pregunté a un Señor mayor que pasaba por allí.
Me orientó.
Allí estaba el museo de
Dulcinea, esa casa temática sobre costumbres manchegas. La casa de Doña Ana
Martínez Zarcos de Morales, la dulce Ana, Dulcinea.
Volví al domicilio y esta vez si me abrieron. Fue la madre, una señora ya mayor.
Le explique quien era yo:
“-Una amiga de Granada”.
Me miró, algo desconfiada.
-Es que Jose Ángel esta en su
casa, en el campo.
-¿Queda lejos, como puedo llegar hasta allí?”
Llamó al padre, este salió al zaguán, y me explicó , y me explicó bien porque no me perdí, cosa rara en mi.
Allí estaba, por fin, Jose Ángel.
La enfermedad había hecho mella en él, más que mella ,estragos.
Parecía más alto a fuerza demacrado, con los brazos extremadamente delgados, el color cetrino de los pacientes terminales y las manos frías, muy, muy frías.
Pero sus ojos tenían el mismo brillo de la primera vez, el mismo calor y su sonrisa era la misma, abierta y clara.
“_ Lo que peor llevo es esta limitación dijo, señalando la bala de oxigeno a la que estaba conectado...EL no poder salir ni al tranco de la puerta” aclaró señalando la ventana a través de la cual se veía un peral...
Había con él una compañera médico de un pueblo cercano, que no estaba allí como profesional sino como amiga, como compañera me pareció a mí.
Yo le había llevado como regalo una caracola de nuestras playas y el poema de Lorca “Me han traído una caracola”. Lo leímos juntos:
“Me han traído una caracola.
Dentro le canta un mar de mapa.
Mi corazón se llena de agua
Con pecesillos de sombra y plata.
Me han traído una caracola.”
También le lleve una botella de agua de mar.
“-Hierve la y podrás olerlo, que la cogido en la bahía de la Herradura por donde el quijote también pisó”
“-Quédate esta noche si quieres.
-No José Ángel, que mañana tengo que estar pronto en Madrid, y ya sabes como está el tráfico por las mañanas...”
Al salir, me enseñó su colección de tenacillas para el pelo que tenia en una pared de la entrada. Era una casona de campo decorada con buen gusto, rústica, con aperos de labranza y porcelanas. También había en la otra pared una colección de llaves herrumbrosas.
Me fui.
Tenía planeado pasar la noche en casa de una amiga de la asociación Alcolar de Alconbendas. Pero la llamé y le dije que no iba:
No hubiera podido, esa noche, estar de conversación con nadie.
Llamé Manolo Muñoz: “_ Manolo, búscame, por favor, un hotel en Toledo, que sea fácil de encontrar y con aparcamiento si puede ser.
_En cuanto lo tenga te llamo, Mari Carmen ¿Cómo está José Ángel?
· A la vuelta te cuento, Manolo a la vuelta, bueno está mal, bastante mal...”
Dormí esa noche en un hotel de Toledo cercano a la plaza de toros. Había sido una antigua casa cuna.
Puedo asegurar que las paredes al igual que yo lloraban. Ellas por dentro, yo por fuera...
A la mañana siguiente me volvía para Granada. La reunión de la F.E.M.P. no existía, había sido una excusa, una mentira piadosa.
Por eso, hoy que la vida me da esta oportunidad, hoy ,quiero BRINDAR, por las Artes en general, por la música y la literatura en particular, por Cervantes, por Dulcinea, por el Toboso, por eso trozo de mi alma que allí encontré ,que allí perdí, por toda la buena gente como ustedes, y sobre todo, sobre por ti JOSE ÁNGEL:
“Donde quiera que estés, JOSE ÁNGEL, donde quiera que estés, compañero en el Alma, compañero, ¡SALUD!
Mari Carmen Martínez
Cuán largo me lo fiáis
Pareciome difícil crear obra alguna mas peor se me presenta deste menester si cuanto aconteciere facere en castellano antiguo. ¡Válame Dios de poder realizar agora desta plática a caballeros y damas tan leídos!
Perdonen vuesas mercedes si cometiere errores propios del vulgo y ruegoles que a fe mía, intentaré facerlo della mesma forma de la época cervantina.
Aconteció un día en el que los fríos eran tan grandes que las aguas arrojadas de las casas se helaban antes de caer, que una pareja rica en desgracias y malos tragos, pasaba por una calleja acompañado de un maltrecho zagal de unos 8 años y de un escuálido perro. El trío parecía más la Santa Compaña que seres de la vida mesma. Conforme pasaban por las callejuelas, rebuscaban entre los desechos, con el deseo de encontrar algo con lo que engañar al gaznate y al resto del cuerpo. El perro era el primero en aprisionar cuanto oliere y después, si hubiere sido comestible en algún tiempo no muy lejano, era el zagal el que se lo quitaba; aunque estuviera algo mordisqueado, llevaselo a su boca. No por mucho tiempo, pues todos se enredaban en litigios para apoderarse de algo con lo que engañar a sus tristes tripas.
Sucedió que en algún momento de la noche en que los tres estaban más tristes y cabizbajos, encontraronse con dos hidalgos algo borrachos y pendencieros que como no querían gastar sus pecunios en posadas y mesones decidieron divertirse a costa de aquellos menesterosos. Llamabanse D.Nuño y D. Lope y pensaron alborozarse a costa de aquellos miserables, convirtendolos en señores por la noche, y acusándoles de ladrones por la mañana.
D. Nuño, hizole gran reverencia con el sombrero, saludoles como si de grandes señores se tratara y con gran boato y más chanza les dijo: No puedo desmentir lo que veden mis oxos D. Alonso Quijano y su ilustre familia, al que dimos por desaparecido en una refriega en Lepanto y que sin lugar a duda estuvo secuestrado.Pidoles a vuesas mercedes que me hagan el honor de acompañar a mi humilde hogar. Ayende podré festejarles como tan ilustres personas merecen.
Entre las risas del compañero, la sorpresa del zagal, la timidez de la mulier y el susto del can; que esperaba un bastonazo o una patada en algún momento; habló el pleveyo: Agradezco a usías por la atención de que nos hacen objeto pero sin lugar a dudas confundiose de personas, pues no somos en absoluto ilustres, a no ser que en esto se haya tornado la miseria, el hambre y la desgracia. Vean nuestros harapos, nuestras caras de hambre y nuestra pocas carnes que dan fe dello. Así mesmo sin lugar a duda no soy vuestro ilustre Alonso Quijano sino un pobre hombre conocido como Sancho.
El que reía, cubriose cara y cuerpo con la capa mientras el primero, haciendo mueca de sorpresa habló:
A fe mía que tanta templanza u osadía enerva. Como dixe qué no es D. Alonso Quijano ¿Acaso acusome de dexir mentiras? ¿Consideráis que no reconozco a mi primo? Sé que las ropas no os hacen justicia, pero mi casa es la vuestra y allí, encontraréis vestidos más adecuados. A la bella dama y al muchacho desconocioles pues va para 2 décadas que perdile la pista a vuesa merced. ¿He acertado y son familia de usía?
Sancho, algo acongojado respondioles: De todo lo que dixome es lo que creía cierto hasta estos días. Sí, son mi humilde familia; mi mulier Dulcinea y mi zagal Lorenzo.
D. Lope, que no había hablado hasta ese momento, contestó en tono de burlado enfado, acompañando sus palabras el desenvaine de la espada: ¿Osas tachar a D. Nuño de mentiroso? ¡Pardiez! No se puede consentir tamaña afrenta. Ninguna persona que hayase preciado dello continua con vida.
La mulier, reprimiendo congojas y mintiendo por temor a dexar la vida, habló: No le tengan en demasía vuesas mercedes, pues estuvo preso en Argel, como dixeren y fueron tantos los pesares y duelos padecidos, que los desatinos hacen mella en él.
D.Nuño con ademán adusto comentó: No hay más que hablar, a mi casa iremos, allí dirán que son mi primo D. Alonso Quijano y su familia, se vestirán como su alcurnia exige.
De muy distinta manera caminaba el grupo: D. Nuño y su amigo Lope, entre vaivenes propiciados por el vino bebido, llevaban gran algarabía. Prometianselas muy felices reirse a costa de aquellos infelices para que a la mañana siguiente darles una manta de palos acusándoles de estafadores y ladrones.
Los miserables, iban entre juramentos, cabizbajos, sin saber como acabarían y temiendo por su vida. No por sus maravedís, pues a estos, si habíanles conocido, era sólo de oilles.
A la casa entraron por detrás y azuzando a los criados para que estos no conocieran a quien llevaban.
Les dieron ricas ropas y después avisaronles a los criados para que atendieran a su ilustre familia. Pidieron comidas en abundancia y los hicieron tragar hasta que se hartaron, lo que no estaba entre sus creencias. Comieron, bebieron y hasta al perro le tocaron restos.
Después de mucho reir comer y beber acostaronse cada uno en una cama.
A la mañana siguiente amaneció D. Nuño con un fuerte dolor de cabeza y sin acordarse de nada de la noche anterior. Cuando descubrió a la familia y preguntó quienes eran dijeronle lo que habíanles obligado dexir la noche anterior “D. Alonso Quijano y su familia, primos de vuesa merced, que regresó de las tierras de Argel. D. Nuño extrañado, preguntó a D. Lope si sabía algo a lo que este, con fuerte resaca y dolencias en la cabeza respondiale que no sabía nada, y que mejor hablaran mañana.
Los criados habianse dedicado a propagar tan gran noticia, la de que un primo de su señor había sido capaz de regresar vivo de Argel, después de entregar un gran rescate. La albricia propagose rápidamente como la pólvora por lo que fue imposible desmentirla, ya que toda persona ilustre daba fe de conocer a semejante primo y de los favores de que era menester. D. Nuño, no pudo deshacer el entuerto pues aunque pareciole muchas veces que aquello era un burdo engaño, no contaba con nadie que le pudiera ayudar.
La familia, aceptó de buen grado la situación pues preferían tener comida y techo donde cobijarse a depender de limosnas posibles. D. Lope no recordaba nada de la noche anterior, pues la bebida había sido en demasía y los criados repetianle la platica que dixoles en gran cantidad D. Nuño, la noche anterior “ Eran sus ilustres primos”
Desta manera, los burladores quedaron burlados, pues no quedole más remedio al
gallardo D. Nuño mantener en sus aposentos a los que iban a ser burlados.
Lola Carmona