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Textos para maratón de escritura de LCP (La Casa de las
Palabras), inspirados en collages de Nekovidal:
Me gusta asomarme a la ventana,
ver esa mar quieta
que transmuta el cielo en un lila
antesala de una noche
que no duerme.
En el sigilo de esa mar que se sueña
voces remotas se aproximan
buscando el pan que se agranda
y que hoy es migaja de los gorriones.
Depredadores de los sueños ajenos
se alimentan de esa esperanza
que avanza muda en ese mar quieto,
huida de esa tierra agrietada,
mermada de una sed que no se sacia.
Imagino sus ojos, racimos de luz,
que alumbran la noche carente de luna.
Sus pupilas esbozan la sonrisa
que oculta el miedo en sus labios,
sabedores de la luz que los atrapa
amanecer de un sueño que se cierne.
Mar de encuentros y desencuentros.
Este es el marco que soñó Visconti para la Muerte en Venecia.
Un joven, un efebo
con los ojos fijos en la nada
y los labios como preludio de ese beso
que sueña el viejo Gustav Mahler.
Pero el amor se riñe con la vejez
que no se asume
como la lujuria con la inocencia
que se encarna.
Veo su perfil praxiteliano dibujado en ese mar,
que conjuga un duelo de relojes.
Uno que se para en la catarsis del minuto,
donde la nada es eterna y niega el tiempo futuro,
otro que cabalga buscando el perfil
de esa línea recta que se clava en un punto,
estigma de los ejes de coordenadas.
El punto.
Apéndice en el vacío, tramoya de una nada.
Se ha roto el cielo tras la huida de los pájaros.
Tu sonrisa nerviosa presagia un duelo de miradas
en esta atmósfera tenue de luces que se apagan.
El felino acecha tras las triangulaciones verdes de la selva.
La madre protege el miedo de su hijo en el abrazo.
La madre tierra observa los elementos en esa danza sin sentido.
Si el caballo es veloz, para que las alas.
Si la ira es contraria a la templanza,
para que juntarlas en el perfil de la mirada.
Si la caracola es rumor de mar
para que convertirla en una ola
que se ahoga
en diabólica danza.
Si la adversidad es la luz de la razón,
para que enfrentarlas.
Me gusta caminar por Preciados cuando es tiempo de rebajas,
mezclarme en esa maraña de rostros que se empujan
en busca de una saya, de un algo que concilie necesidad y autoestima.
No sé si esta es la energía que mueve el mundo en su fórmula matemática
No sé si Einstein tendría valor de replantear los fundamentos de su teoría cuántica.
La energía ni se crea ni se destruye se transforma.
Muñecos rotos yacen en el fondo de esta verdad.
Uno mis manos al hueco de la espalda
en este caminar lento
como el reo que va a ser ajusticiado.
Destino truncado en la loca geometría de las manos
rellena los huecos de la memoria,
que se sabía futuro, que ahora se sabe pasado.
Bebería ahora mismo el extracto de la mandrágora
como si volviera a la cueva y entregarme al akelarre.
Danzaría desnudo haciendo cabriolas sobre el fuego
y ebrio calentaría mi sexo en el contorno suave de tu boca.
Danzaría atrapado en ti hasta el alba añil,
conjuro de luces y sombras.
El búho silenciará la noche con sus grandes pupilas
y el sol extenderá su luz por los collados de la sierra.
Resonaría el eco de mi dicha por el valle,
sabiendo que no hay mas altar ni mas dios
que la luz que tú me dejas dentro.
Ojos que se esconden,
miradas que se apresan,
ojos que se vacían
como los vasos en la madrugada.
Miradas de trapo
De muñecas que nunca soñaron
de la luz que se atrapa
con la magia de los abrazos.
Mujeres que no abren los ojos.
Mujeres que dibujan la luz
con la extensión de sus manos
en un braille secreto conjuran razones
Como la luz que se desprende del rayo.
Ojos sin burka
Burka con ojos
Ojos que buscan.
La espalda en el tronco del árbol.
El torso desnudo esperando los dardos.
Rayos de luz celestial
Dados de ira amarga
Dualidad del pecado
Dualidad del alma
Azul y rosa
Rosa y azul
Blanco.
Tiene que ser blanco.
No supo de la tibieza de los labios.
No supo de la luz del orgasmo.
Dardos de ira amarga
Rayos de luz celestial.
Me veo inmerso en un mar de girasoles,
Mis ojos daltónicos me confunden.
Todo es azul.
Azul como el alma de los hombres,
como el mar que ahoga el hambre
de los que buscan pan.
Salto al vacío.
No me resigno a la uniformidad de los colores.
No me resigno a la frialdad de la vida.
Me zambullo en el color.
Rojo, naranja, amarillo, verde, añil, violeta...
Todos son producto de la descomposición de la luz.
El iris atrapa la luz.
La neurona la expande,
Universo del conocimiento,
Esencia de la razón pura.
Un ojo solo suspendido en la nada
Niega la magia del Universo.
Canto de río como único argumento de razón,
Fe que desvanece la luz de la palabra…