E-mail: jose_marcelo_poeta@hotmail.es
NUEVO LIBRO:
"tardes
de lluvia-ensueños"
Breves relatos poéticos.
AUTOR: josé marcelo
JOSÉ MARCELO. Nace en Algarrobo (Málaga) en 1956. Ha cursado los estudios de Magisterio (Escuela de Profesorado de E.G.B. Universidad de Málaga). De sus poemas ha realizado lecturas-coloquios en aulas de poesías dentro del ámbito malagueño. Una de ellas, el seis de febrero de 1980 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga en el Aula de Poesía “Andrés Jiménez”, que pertenecía a la Extensión Cultural Universitaria del Gabinete de Teatro que dirigía José Miguel Romero Esteo. La Universidad de Málaga le publica el seis de junio de 1981 una breve selección de su primer libro de poemas “.El otro ojo del tuerto”, en “los Cuadernos de la Marinería”. En 2007, la Diputación de Málaga le publica el cuento “Juanico, el niño momia” en “Programas nómadas –Artistas del movimiento-”.
Recibe una mención especial en el V Certamen Literario “Torreón” del Excmo. Ayuntamiento de Las Gabias (Granada), por el cuento “La sombra de Segundo”.
Publica en mayo del dos mil ocho, la trilogía “Las Visiones de “El Carmelo”, poemario prologado por Francisco Ruiz Noguera (poeta y profesor titular de Lingüística de la Universidad de Málaga) y ilustrado por los pintores veleños Juan Jurado Lorca y Antonio Hidalgo
Es socio de “Utopía de las Artes” y de la Agrupación Poético Literaria “Ana León”(Málaga), colabora publicando en “Utopía Poética- Revista de las Artes” que edita la Diputación de Málaga.
Trabaja en el colegio público “Vicente Aleixandre” -Torre del Mar- (Málaga) en donde coordina talleres de cuentos, poesías y toda actividad literaria. Participando en encuentros. Posee una amplia obra inédita de: poemarios, cuentos, poemas infantiles, relatos breves, coplas del flamenco.
A ti, lector, lectora, amante de ahondar en tu ser, de querer conocer lo misterioso que hay en este universo del que formas parte. Te entrego unos breves relatos ”tardes de lluvia- ensueños” rescatados del lenguaje de lo onírico, donde la conciencia se duerme y deja paso al diálogo del pensamiento oculto, allí donde las imágenes afloran y no responden a la razón. Pero nos acerca al vientre materno, al origen de lo que somos.
Quédate con la enseñanza de lo que sientes. Que al despertarte la voz de la razón te abrumará, querrá que olvides lo que verdaderamente eres.
Y con esta forma de contar, pretendo que tú lector, lectora seas el protagonista, y cada relato te hable con su ejemplo, y te regocijes en pensarte, que es dialogar contigo mismo/a, llegues a decirme que hemos aprendido juntos.
COMENTARIO A "TARDES DE LLUVIA-ENSUEÑOS"
DE JOSÉ MARCELO
En el origen de todas las literaturas, encontramos la necesidad del ser humano de explicar los orígenes de la realidad y de sí mismos. La tarea que hoy asume la ciencia, y por debajo de su propio sustrato la lingüística y la filosofía, no es- al fin ay al cabo- más que la primordial tarea que Dios confió a Adán antes de su expulsión del Paraíso: dar nombre a las cosas para hacer que existan. Cosmogonías y teogonías, han sido, desde los oscuros tiempos de las literaturas orales, la primera creación de imaginativos vates, sacerdotes de ancestrales religiones, profetas variados y- finalmente- de quienes plasmaron en los primeros textos escritos las tradiciones acumuladas de muchos siglos (o quizás milenios).
Los Uspanishad asirios, la Teogonía de Hesíodo, el Popol Vuh maya, o la Biblia judia y luego cristiana y musulmana, además de otras numerosas serie de textos que conocemos menos, desde el lejanísimo oriente chino hasta las áridas montañas norteamericanas, no son otra cosa que el producto de esta necesidad a través de la cual la imaginación se pone en marcha para constituir un universo a la medida de los hombres, en donde sea posible preservar la esperanza de poder comprender y comprendernos. De esas febriles y ricas imaginaciones, han surgido los textos primigenios de lo que han sido luego caudalosas religiones, algunas de ellas todavía en plena vigencia. Como dice Miguel de Unamuno y recoge José Marcelo en su prólogo : ·anhelamos la inmortalidad, y por ello creamos a Dios, para creer en ÉL”. La religión y la mitología nacen a través de la literatura, porque la palabra poética es lo que más se acerca a su lenguaje primitivo de la humanidad, antes incluso de la formalización que estabiliza la gramática de las lenguas.
Con menos intención dogmática y, sí mucha intención poética, José Marcelo se propone en tardes de lluvia- ensueños recrear aquella práctica en que se fundamenta las cosmogonías, Como si hubiese querido desprenderse por un momento- el momento fértil de la lectura- de los milenios acumulados de progresivas racionalidades, para reubicarnos en el origen de nosotros mismos:
Un tiempo “en donde el tiempo todavía no se cronometraba”, espacio esencial
para crear para crear de la nada ( como Dios creo al mundo en casi todas las mitologías y como el primer poeta hizo surgir la realidad a través de la palabra)
un Universo completo, que los hombres- el hombre que se ha hecho cargo de la tarea de contar- hemos habitado con la misión de dar testimonio.
El propio autor califica a su mitología- que no es otra cosa este libro- de textos “rescatados del lenguaje de lo onírico, donde la conciencia se duerme y deja paso al pensamiento oculto. Allí donde las imágenes afloran y no responden a la razón; pero nos acerca al vientre materno, al origen de lo que somos”.
Si todos somos- como tantos filósofos y poetas conjeturaron- sólo el sueño de Dios, ¿por qué no podríamos ser capaces, dioses nosotros mismos, de soñar a su vez un Universo?
Así, José Marcelo va desplegando a lo largo de sus textos – narraciones constituidas por una escritura fuertemente de procedimientos poéticos- los orígenes de un Universo que puede o no ser el nuestro, pero que en todo caso deja la puerta de la mente abierta a todas las otras posibilidades que ofrece la imaginación. Si prescindimos del agobiante peso de los discursos convertidos en dogma por la tradición, ¿ por qué otorgar más verosimilitud, en todo caso, al Génesis que a esta creación del poeta- José Marcelo- . Somos auténticos dioses, porque como las diversas mitologías generadas a lo largo de la historia, podemos dar vida con sólo pronunciar la palabra. Claro que siempre que aceptemos que esas vidas no son más que los sueños de un Morfeo que ni siguiera sabe lo que está soñando. Porque Humano y Femina, dos de los personajes de este libro, adquieren la humanidad sólo cuando habita en ellos la Consciencia, ese espíritu poderoso “ que posee la cualidad de que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace”. Aunque junto a Consciencia, penetre en ellos también Inconsciencia y se oculte en la zona más profunda del ser, desde donde hará tantas veces que los humanos no podamos controlar nuestros propios actos.
Un Universo nuevo, o el mismo Universo con origen en nuestros propios sueños, en nuestra propia Poesía, porque como asegura también el autor de estos textos- del amor de Pensamiento e Imaginación- nació la hija predilecta: La Poesía.
Ese es quizás el principal logro de “Tardes de lluvia- Ensueños”: provocar el gozoso descubrimiento de que en nosotros mismos, en el fondo de nuestra imaginación y de nuestros sueños, donde no hay ni origen ni final. Y despertar
la curiosidad, tal vez, de dejarnos llevar por los ensueños, hasta alcanzar ese sitio que ocupa la poesía: el que nos pone más cerca que nunca del vientre materno y del momento mítico en que la Nada se vuelve lenguaje para inventar la realidad en la que transcurrimos.
Enrique Zattara
Selección de poemas de los siguientes libros (hacer clic para acceder a ellos):
"El otro ojo del
tuerto" | |
"Cánticos
nocturnos de un ciego loco" | |
"Los artistas de la otra esfera" |
COMENTARIO SOBRE LAS VISIONES DE "EL CARMELO"
Casa de las Palabras Nerja, 25 de junio de 2008
En la presente tertulia, La Asociación La Aventura de Escribir, desde esta Casa de las Palabras, da lugar a la presentación del poemario: Titulado “Las Visiones de “EL Carmelo” obra perteneciente a josé marcelo, malagueño del pueblo de Algarrobo.
Actual coordinador de las tareas literarias en el colegio público “Vicente Aleixandre (donde trabaja). También pública en la revista Utopía Poética desde que se fundó. Posee una amplia obra literaria de poemarios, cuentos, poemas infantiles, relatos breves y coplas de flamenco.
Conocí a Marcelo en el Primer Encuentro Provincial de Poetas celebrado en Torrox, donde hemos coincidido en años sucesivos.
Es la primera vez que he leído una recopilación suya literaria, como es este libro de poemas.
Me ha sorprendido el estilo, porque más que la expresión de sentimientos, es casi una representación anímica de un personaje, que no es otro que el ser humano, que asaltado por las incongruencias de su propio existir, se lanza a dar testimonio de sus sentimientos, deseos y frustraciones.
Es un libro interactivo, es decir que no nos permite ser leído de una manera contemplativa, como lo que esta fuera de nosotros, sino que nos implica en la emoción provocando reacciones, aunque sea de rebeldía o de rechazo, al negarnos a vernos reflejados en ese espejo que insiste en que veamos poema a poema.
Tiene toda la carga existencial del ser que puja por salir de sí mismo y abandonar su soledad, su auto-conmiseración y darse a compartir, aunque sea a través de su pesimismo.
El espejo, símbolo principal de su temática, es el instrumento indispensable para llegar a él, a su interior, ya que sólo por empatía (aunque sea momentánea) es posible sondear en los oscuros e intrincados pozos existenciales comunes a todo ser humano.
Desde mi interpretación, su espejo le devuelve una realidad oscura, automatizada en la mediocridad y en la confusión. Él es el propio reflejo de lo que reniega y es tan sólo un fragmento de esas miles de sombras con las que se identifica buscando la luz.
Su voz es el grito del loco y se vale de artilugios de jeroglífico, para obligarnos a seguir sus pasos (su dialéctica) y comprender mejor sus visiones de la realidad.
El proceso de este loco, deshabitado de la credulidad y la cordura, pasa por tres momentos:
Primero: la negación (un desdén hacía lo presente y lo conocido que se transforma en desolación; Segundo: la ira, en que se nos muestra fuera de sí, casi diabólico, para poder trascender su propio “YO”; Tercero: la entrega ( por fin acepta el profundo dolor que le provoca ese vacío) para dejar así paso a la reconstrucción de su sentido de vivir.
Él espera ser rescatado de su negrura, a través de ese juego un poco maléfico de las palabras.
Busca la comprensión y el reconocimiento a fuerza de provocar estupor y rechazo o repulsa.
Así nos fuerza, poniendo en juego nuestra estabilidad para seguirlo, porque necesita que le sigamos, ,pues de eso depende ganarse nuestra comunicación.
Es en definitiva, el grito de socorro de quien ha llegado a sus propios límites.
Primero reniega profundamente de lo absoluto, hasta el odio, hasta la burla, para luego volver a crecer en lo principal, en lo verídico, es decir en sí mismo.
Su mensaje, creo que es la búsqueda desesperada por la supervivencia, no ya de su propia vida, sino de la esperanza como lucha, como camino.
Tenemos un excelente prólogo de Francisco Ruiz Noguera u la exacerbada sensibilidad del autor a flor de piel.
Ahora, que cada cual haga su trabajo leyendo este libro, enfrentándose a su propio diálogo interior, removiendo sus cimientos desde lo oscuro a la luz.
Haydée Alicia Acosta
Me he quedado huérfano
Me he quedado huérfano.
A solas
con la palabra.
La palabra que me redime.
Me duele: la orfandad
del ser.
Del ser humano
que muere.
La muerte que va dejando huérfanos.
(Hijos e hijas abandonados en el campo del odio)
Quiero ahondar
en el corazón
del ser
de donde nació la naturaleza
humana.
Buscar sus razones.
(Oscuras razones que siembran la tierra de soledad.)
30/ 12/ 2008
JOSÉ MARCELO
LA POESÍA, UNA UTOPÍA EN EL SIGLO XXI
La herencia literaria de habla hispana es tan rica, que ha sido manantial siglo tras siglo. Es en este último siglo XX cuando se estudia en profundidad, de tal manera que se relaciona con otras ciencias hasta profundizar en el “ser” y, surge el poeta- filósofo. Definiendo como tal, según nos dice María Zambrano: “es el poeta que en su pensamiento ha conservado ese vínculo sagrado con la realidad”.
La poesía como hija de su tiempo ha ido unida siempre a la realidad histórica que ha vivido. Adaptando su forma expresiva a las circunstancias sociales, como medio de comunicar la sensibilidad recogida por el poeta del pueblo y, entregada al pueblo con el que se identifica. Toda actividad creativa elitista, que haya dado la espalda a la realidad sin un compromiso con lo humano, cae en el vacío.
En la complejidad de definir la poesía, ésta se ha visto malparada por los críticos literarios, que la han encasillado en su forma como género literario de expresión rítmica musical con estructuras de estrofas definidas. Es en el siglo XX cuando se plantea otra visión y, se preocupa más por el fondo como contenido, nace la mal denominada: “poesía libre.
En estos primeros años del siglo XXI, reflejo del auge tecnológico, de la comunicación global tecnócrata, en donde el contacto con la naturaleza viva no existe, donde “el ser” queda hundido en “la masa”, deshumanizado y perdido. Los planteamientos sobre la función de la poesía son nuevos, me atrevería a decir que no son válidos los conceptos adquiridos históricamente de lo que hasta ahora entendíamos por poesía. Habrá que redefinir su función y su concepción. Es necesario realizar una interiorización en nuestras entrañas, rescatar ese ser poeta filósofo, ahora adormecido y despertarlo para que vuelva asombrarse y expresar el sentimiento de la realidad existente.
Es necesario sacralizar la poesía, hacerla divina, hacerla utópica de lo humano y rescatar su humanización. Es preciso tener los pies clavados en el barro de la tierra y con las manos agarrar la boca de “Dios”, de lo divino, para vomitar lo oculto en nuestras entrañas, ahora deshumanizadas.
Sacralizar la poesía es reconocer una función nueva como manifestación del pensamiento humano. Llamemos poesía a la divinidad y, partiendo de ella, rescatar aunque de manera fragmentaria cada poema: un gesto humano, una voz humana musical, una palabra de sentimiento humano, una escultura y una pintura de la expresión de la realidad del ser, que está, como digo perdido.
Es hora que la obra poética se manifieste. Esté hablando la forma como el fondo. Hay que eliminar la forma como representación vacía, hasta conseguir que sea un todo de expresión del lenguaje del pensamiento humanizado. Haya unidad entre el significante y el significado, pero lograr que el significante sea plural hasta surgir la metáfora de la luz que refracta la realidad. Vomitarla tal como la entiende el pueblo.
José Marcelo
Reflexiones sobre la poesía.